Llevo
haciéndome la misma pregunta una y otra vez desde que salí del
edificio D&D esta mañana. En el mismo momento que las palabras
«eres mía, no lo olvides» salieron de la boca de Daniel Dempsey,
otro hombre y otro lugar, aparecieron en mi mente al instante. ¿Es
posible que Jack y Daniel, sean la misma persona? Ahora más que
nunca, pienso que si, que es muy probable que los dos hombres que
ocupan mi mente desde hace meses, sean uno. Y yo preocupada hasta el
punto de tener a Rebeca igual que Sherlock Holmes detrás de su
hermano intentando averiguar si Daniel era miembro del club y, va a
ser que me he estado acostando con él sin saberlo. ¿Tan ciega
estaba por la lujuria y por la pasión que ni siquiera sospeché
nada? Pues va a ser que si, eso, o que soy más estúpida de lo que
creía.
También
cabe la posibilidad de que en realidad yo no quisiera verlo. Mi
subconsciente me enviaba señales continuamente. Esos sueños tan
húmedos en los que ambos aparecían ya fuera juntos o por separado,
incluso mezclándose entre si, posiblemente querían decirme lo que
yo no veía ni teniéndolo delante de las narices. Pero sinceramente,
nunca sospeché nada. Si, veía un tanto raro el comportamiento de
Jack cuando estaba conmigo. El hablarme solo en susurros y, en
momentos puntuales, cuando estaba claro que yo no prestaba ni la
mínima atención porque estaba perdida en las maravillosas
sensaciones que él me provocaba, pero de ahí a pensar en algún
momento que ese hombre fuera el “señor soy un ogro”, como que
no.
Si,
estoy segura. Mi subconsciente lo sabía. Recuerdo claramente cuando
Daniel me pregunto por mi tatuaje, y como a mi casi me da un infarto
porque Jack también me lo había mencionado. Reconozco que en ese
momento, pensé en la posibilidad de que ellos… pero me pareció
tan absurdo, que automáticamente deseché la idea. Bueno,
automáticamente no, solo cuando Daniel me recordó que había visto
mi tatuaje aquel maldito día de los chupitos de aguarrás, cuando al
llevarme a casa porque no me tenía en pie, tuvo que desnudarme y
meterme en la cama. ¿Coincidencias de la vida que los dos me
hablaran de los mismo? Pues va a ser que no.
¡Joder!
Cada minuto que pasa, soy más consciente de todo, porque acabo de
darme cuenta que, desde el momento en que Jack apareció en el
“Lust”, Hércules jamás volvió a proponerme jugar con él.
¿Cómo iba a hacerlo si su mejor amigo estaba interesado en mi?
Entonces, ¿Eso quiere decir que Hércules sabe mi identidad? ¿Qué
sabe quién soy realmente? Porque no tengo ninguna duda de que cuando
Jack me propuso ir a la habitación de los espejos en la fiesta
griega, él ya sabía quién era yo. Ése, fue precisamente el día
que me dijo: «Nos volveremos a ver, por cierto, bonito tatuaje».
Si, él lo sabía porque anteriormente, había visto mi tatuaje en mi
casa. Pero, ¿por qué nunca me lo dijo? ¿Por qué mantener su
identidad en secreto? No tengo ni la más remota idea, tanto
secretismo me enfurece. ¿Acaso estaré volviéndome loca, y mi
locura me hace imaginar y ver lo que no es? ¿Será eso? Porque no
entiendo nada de nada…
Necesito
hablar con Rebeca y contarle lo que me está pasando. Llevo horas
sentada en el sofá dándole vueltas a lo mismo y, estoy empezando a
dudar de mi capacidad para razonar. Si, necesito verla y hablar con
ella, quizá su punto de vista logre hacerme entrar en razón, o
quizá ella haya conseguido sonsacarle algo a su hermano y pueda
sacarme de dudas. Miro el reloj, son más de las ocho de la tarde y
es viernes, lo que significa que a esta hora, ella y el resto de
compañeros, estarán a punto de llegar a la cervecería “Indiana”.
¿Estoy dispuesta a arriesgarme a ir y encontrarme con Daniel allí?
Porque seguramente él esté con ellos. Si, por supuesto que estoy
dispuesta. Esta puede ser una buena oportunidad para observarlo
detenidamente y compararlo con Jack. Quién sabe, igual consigo sacar
a luz alguno de sus secretos.
Exactamente
una hora después, entro por la puerta de la cervecería. Me he
duchado, peinado, vestido y maquillado en un tiempo record y, ni
siquiera me he parado a mirarme en el espejo de la entrada como
acostumbro hacer para cerciorarme de que estoy bien. Solo espero que
todo esté en su sitio y, no lleve ningún manchurrón en la cara.
Localizo a mis compañeros al fondo del bar, en el mismo sitio de
siempre. Se sorprenden al verme, está claro que precisamente hoy y
después de lo que paso en el pasillo de la oficina delante de todos,
no contaban con verme por aquí. ¿Qué habrán pensado de mi al ver
como nuestro jefe se despedía de mi? A saber… seguro que de algo
me enteraré, es lo bueno que tiene ser amiga de Rebeca, que te
enteras de los cotilleos en menos que canta un gallo. Me acerco a la
barra y pido una cerveza, no veo a mi amiga por ningún lado. Solo me
faltaría que después de haber venido hasta aquí, ella no hiciera
acto de presencia. «¿Por qué no la habré llamado antes de salir?
Porque tenías demasiada prisa, así que si ahora no aparece, te
jodes, por mema».
Pero
si que aparece, y por lo que veo, más feliz que una perdiz de la
mano de Paul. Alguien va a tener que ponerme al día, porque está
claro que he estado perdiéndome cosas. ¿Dónde cojones trabajo yo
que nunca me entero de nada por mi misma? Dios, desde luego, la menda
lerenda como radio patio, tendría muy poco futuro, por no decir
ninguno. Rebeca abre los ojos como platos en cuanto me ve. Otra que
sorprende de verme por estos lares.
— Vaya,
vaya… esto si que es una sorpresa, ¿cómo tu por aquí?—Me dice
con retintín.
— He
venido para despedirme de todos…
— Si
claro… Perdona que lo dude bonita. Conociéndote, y precisamente
hoy, éste sería el último lugar al que te apetecería venir. ¿qué
ha pasado?
— Me
conoces bien… Necesito hablar contigo, creo que he descubierto algo
y quiero saber tu opinión.
— Vale,
¿debería preocuparme?
— Tú
no lo se, pero lo que es yo, como esté en lo cierto, más que
preocuparme me cabrearía muchísimo.
— Estoy
intrigada. Voy a hablar con Paul un segundo y, mientras tanto vete
ocupando una mesa, en un periquete estoy contigo—asiento y voy
hacia la mesa más apartada. No me gustaría que nadie escuchara lo
que tengo que decirle a Rebeca. Poco tiempo después, ya está
sentada a mi lado expectante.
— ¿Tienes
pensado dejarme con la intriga mucho más tiempo?—Me dice al ver
que no abro la boca.
— Eres
una impaciente.
— ¡Habla
de una vez!
— Esta
bien… No hace falta que te mosquees—le espeto. Y sin más tiempo
que perder, empiezo a contarle lo de esta mañana en la oficina, de
lo que por supuesto ella ya está al corriente, y también cuales son
mis sospechas sobre Daniel y Jack Sparrow. Su reacción, es la que me
esperaba, se queda alucinada al saber que hay muchas probabilidades
de que ambos sean la misma persona—. ¿Qué opinas, crees que puedo
estar en lo cierto?—Pregunto esperanzada, esperando que me diga que
estoy como una cabra. Pero viendo su cara, va a ser que no.
— ¡Joder
Olivia, me acabas de dejar muerta! ¿Qué quieres que opine? Según
lo que me acabas de decir más claro el agua chica.
— ¿Tu
no has hablado con tu hermano verdad?
— No.
No volví a verle desde que se fue de viaje con mi cuñada, aunque no
sé si seguirá siéndolo por mucho tiempo…
— ¿A
qué te refieres?
— Creo
que se van a separar. El otro día, oí a mis padres hablar y parece
ser que ella se ha enamorado de otro. Por eso no sé nada de mi
hermano, está hecho polvo y apenas sale de casa y tampoco quiere
hablar con nadie.
— Vaya,
no sabes cuanto lo siento. A ella apenas la conozco, pero tu hermano
es un buen tío. Me da rabia que esté pasando por todo eso.
—Si,
pero bueno… ese tipo de relación tan extraña que tenían, no
podía llegar a buen puerto ¿no crees?
— No
se que decirte, es complicado…
— Oye,
¿qué vas a hacer si al final resulta que el jefe y el pirata son el
mismo?
— ¿Sinceramente?
No tengo ni la más remota idea. Supongo que me cabrearé bastante al
darme cuenta que se ha estado riendo de mi todo este tiempo…
— Olivia,
tienes que hacer algo para salir de dudas.
— Si,
¿pero qué? El lunes me voy a San Francisco, voy a estar allí tres
meses y no sé qué cojones puedo hacer al respecto…
— Lo
que tienes que hacer, es ir a la próxima reunión del club. Que
vivas en San Francisco no te impide ir ¿verdad?
— No.
Pero las invitaciones me llegan por correo Rebeca, y como tu
comprenderás, no voy a cambiar mi dirección postal si solo voy a
estar fuera tres meses, ¿me sigues?
— Te
sigo y si ese es el problema, tengo la solución.
— ¿En
serio?
— Pues
si. Me dejas las llaves de tu buzón y yo estaré al tanto de las
invitaciones. En cuanto llegue una te lo hago saber y listo. Eso si,
lo haré con una condición…
— ¿Cuál?
— Que
ese día me lleves a la reunión como tu invitada.
— Trato
hecho—levanto la botella de cerveza y sonriendo brindo con ella
para sellar nuestro trato.
Al
levantar la mirada, veo a Daniel, tiene la espalda apoyada en la
barra y las manos metidas en los bolsillos. Si, esa postura también
la he visto antes y no precisamente en él. ¿O si? Desvío la mirada
y al ver a Paul jugando al billar, me doy cuenta de que no le he
preguntado a Rebeca por su reconciliación. Decido hacerlo en ese
preciso momento, por si se diera el caso de que a nuestro jefe se le
ocurriera acercarse a saludar no nos pille hablando de él. Y menos
mal que lo hago porque poco tiempo después, lo tenemos a nuestro
lado preguntando si puede sentarse con nosotras. Mientras Daniel le
pregunta a mi amiga por su familia, yo le observo detenidamente y,
trato de imaginarlo con la máscara negra cubriendo su cara, pero no
sé porque, no logro verlo. Quizá esté demasiado nerviosa como para
ver nada con claridad.
— ¿Verdad
que si Olivia?—Me sobresalto al oír mi nombre. ¡Mierda! Estaba
tan concentrada pensado en lo mío que ni cuenta me di de que me
habían incluido en la conversación.
— Lo
siento, estaba distraída, ¿qué decías Rebeca?
— Daniel
acaba de preguntar de que hablábamos antes de que él se acercara,
le he contestado que hablábamos de cine y no me cree.
— ¿De
cine?—Pregunto. ¿Es qué esta tía se ha vuelto loca?
— Si
de cine, ¿es qué acaso no te acuerdas? Estabas a punto de decirme
cuales eran tus películas y actores favoritos...—Ohhh, ya veo por
donde va, pero que astuta es la muy condenada.
— Ah,
es cierto. Perdón pero es que hoy tengo la cabeza en otra
parte—sonrío.
— ¿Cuál
es tu película favorita Daniel?—Pregunta Rebeca.
— ¿Mi
película favorita? Humm, tengo varias, pero si tuviera que elegir
una de ellas, sin ninguna duda sería “Piratas del Caribes”, me
encanta Johnny Depp en el papel de Jack Sparrow—me atraganto con la
cerveza al oír su contestación y mi amiga me mira con la boca
abierta. Si querida si, blanco y en botella…
Todas las pistas conducen al mismo sitio... Jejejeje.
ResponderEliminarDeseando estoy de ir a la próxima reunión del Lust.
Un besillo.
Pues si María, todas siguen su dirección. yo también estoy deseando que llegue la próxima reunión. Aunque bueno... no se yo eh? jajajaj
EliminarGracias besín :))
Virginia me ha encantado el final , después de tantas dudas de Olivia Daniel todavía se lo ha puesto más fácil. Pero yo sigo pensando que ese Jack no es Daniel..... Un abrazo , no tarde mucho el siguiente
ResponderEliminarMaria del Carmen, ya veo que eres de ideas fijas, ni siquiera te hago dudar un poco? jajaja Si él se lo pone fácil por algo será no? jajaja
EliminarGracias besin :))
Yo creo que emmpieza a estar muy claro, el misterio está a punto de desvelarse. Sé buena, Virginia, no nos hagas esperar demasiado o no nos quedarán uñar que morder :))
ResponderEliminarMuy bueno, como siempre.
Un beso!!
Si, Julia, estamos a puntito de caramelo!! Tranquila, intentaré ser algo buena!! jjajaja
EliminarGracias besin :))
Ay qué nervios al fin sabremos la verdad, jejeje
ResponderEliminarGenial Virginia, pero quizás si los protagonistas hablaran sería todo más fácil, ;)
Besos!!!
Claro que sí hablarán sería más fácil Irene, pero rompería el encanto de la historia ¿No crees? Jajajaja Me gusta complicar un poco las cosas!!
EliminarGracias Besin :))