Entradas populares

miércoles, 13 de enero de 2016

R.D.C. ¿QUIÉN ES JACK?

 
 
 
 
 
 
Llevo haciéndome la misma pregunta una y otra vez desde que salí del edificio D&D esta mañana. En el mismo momento que las palabras «eres mía, no lo olvides» salieron de la boca de Daniel Dempsey, otro hombre y otro lugar, aparecieron en mi mente al instante. ¿Es posible que Jack y Daniel, sean la misma persona? Ahora más que nunca, pienso que si, que es muy probable que los dos hombres que ocupan mi mente desde hace meses, sean uno. Y yo preocupada hasta el punto de tener a Rebeca igual que Sherlock Holmes detrás de su hermano intentando averiguar si Daniel era miembro del club y, va a ser que me he estado acostando con él sin saberlo. ¿Tan ciega estaba por la lujuria y por la pasión que ni siquiera sospeché nada? Pues va a ser que si, eso, o que soy más estúpida de lo que creía.
 
También cabe la posibilidad de que en realidad yo no quisiera verlo. Mi subconsciente me enviaba señales continuamente. Esos sueños tan húmedos en los que ambos aparecían ya fuera juntos o por separado, incluso mezclándose entre si, posiblemente querían decirme lo que yo no veía ni teniéndolo delante de las narices. Pero sinceramente, nunca sospeché nada. Si, veía un tanto raro el comportamiento de Jack cuando estaba conmigo. El hablarme solo en susurros y, en momentos puntuales, cuando estaba claro que yo no prestaba ni la mínima atención porque estaba perdida en las maravillosas sensaciones que él me provocaba, pero de ahí a pensar en algún momento que ese hombre fuera el “señor soy un ogro”, como que no.
 
Si, estoy segura. Mi subconsciente lo sabía. Recuerdo claramente cuando Daniel me pregunto por mi tatuaje, y como a mi casi me da un infarto porque Jack también me lo había mencionado. Reconozco que en ese momento, pensé en la posibilidad de que ellos… pero me pareció tan absurdo, que automáticamente deseché la idea. Bueno, automáticamente no, solo cuando Daniel me recordó que había visto mi tatuaje aquel maldito día de los chupitos de aguarrás, cuando al llevarme a casa porque no me tenía en pie, tuvo que desnudarme y meterme en la cama. ¿Coincidencias de la vida que los dos me hablaran de los mismo? Pues va a ser que no.
 
¡Joder! Cada minuto que pasa, soy más consciente de todo, porque acabo de darme cuenta que, desde el momento en que Jack apareció en el “Lust”, Hércules jamás volvió a proponerme jugar con él. ¿Cómo iba a hacerlo si su mejor amigo estaba interesado en mi? Entonces, ¿Eso quiere decir que Hércules sabe mi identidad? ¿Qué sabe quién soy realmente? Porque no tengo ninguna duda de que cuando Jack me propuso ir a la habitación de los espejos en la fiesta griega, él ya sabía quién era yo. Ése, fue precisamente el día que me dijo: «Nos volveremos a ver, por cierto, bonito tatuaje». Si, él lo sabía porque anteriormente, había visto mi tatuaje en mi casa. Pero, ¿por qué nunca me lo dijo? ¿Por qué mantener su identidad en secreto? No tengo ni la más remota idea, tanto secretismo me enfurece. ¿Acaso estaré volviéndome loca, y mi locura me hace imaginar y ver lo que no es? ¿Será eso? Porque no entiendo nada de nada…
 
Necesito hablar con Rebeca y contarle lo que me está pasando. Llevo horas sentada en el sofá dándole vueltas a lo mismo y, estoy empezando a dudar de mi capacidad para razonar. Si, necesito verla y hablar con ella, quizá su punto de vista logre hacerme entrar en razón, o quizá ella haya conseguido sonsacarle algo a su hermano y pueda sacarme de dudas. Miro el reloj, son más de las ocho de la tarde y es viernes, lo que significa que a esta hora, ella y el resto de compañeros, estarán a punto de llegar a la cervecería “Indiana”. ¿Estoy dispuesta a arriesgarme a ir y encontrarme con Daniel allí? Porque seguramente él esté con ellos. Si, por supuesto que estoy dispuesta. Esta puede ser una buena oportunidad para observarlo detenidamente y compararlo con Jack. Quién sabe, igual consigo sacar a luz alguno de sus secretos.
 
Exactamente una hora después, entro por la puerta de la cervecería. Me he duchado, peinado, vestido y maquillado en un tiempo record y, ni siquiera me he parado a mirarme en el espejo de la entrada como acostumbro hacer para cerciorarme de que estoy bien. Solo espero que todo esté en su sitio y, no lleve ningún manchurrón en la cara. Localizo a mis compañeros al fondo del bar, en el mismo sitio de siempre. Se sorprenden al verme, está claro que precisamente hoy y después de lo que paso en el pasillo de la oficina delante de todos, no contaban con verme por aquí. ¿Qué habrán pensado de mi al ver como nuestro jefe se despedía de mi? A saber… seguro que de algo me enteraré, es lo bueno que tiene ser amiga de Rebeca, que te enteras de los cotilleos en menos que canta un gallo. Me acerco a la barra y pido una cerveza, no veo a mi amiga por ningún lado. Solo me faltaría que después de haber venido hasta aquí, ella no hiciera acto de presencia. «¿Por qué no la habré llamado antes de salir? Porque tenías demasiada prisa, así que si ahora no aparece, te jodes, por mema».
 
Pero si que aparece, y por lo que veo, más feliz que una perdiz de la mano de Paul. Alguien va a tener que ponerme al día, porque está claro que he estado perdiéndome cosas. ¿Dónde cojones trabajo yo que nunca me entero de nada por mi misma? Dios, desde luego, la menda lerenda como radio patio, tendría muy poco futuro, por no decir ninguno. Rebeca abre los ojos como platos en cuanto me ve. Otra que sorprende de verme por estos lares.
 
Vaya, vaya… esto si que es una sorpresa, ¿cómo tu por aquí?—Me dice con retintín.
 
He venido para despedirme de todos…
 
Si claro… Perdona que lo dude bonita. Conociéndote, y precisamente hoy, éste sería el último lugar al que te apetecería venir. ¿qué ha pasado?
 
Me conoces bien… Necesito hablar contigo, creo que he descubierto algo y quiero saber tu opinión.
 
Vale, ¿debería preocuparme?
 
Tú no lo se, pero lo que es yo, como esté en lo cierto, más que preocuparme me cabrearía muchísimo.
 
Estoy intrigada. Voy a hablar con Paul un segundo y, mientras tanto vete ocupando una mesa, en un periquete estoy contigo—asiento y voy hacia la mesa más apartada. No me gustaría que nadie escuchara lo que tengo que decirle a Rebeca. Poco tiempo después, ya está sentada a mi lado expectante.
 
¿Tienes pensado dejarme con la intriga mucho más tiempo?—Me dice al ver que no abro la boca.
 
Eres una impaciente.
 
¡Habla de una vez!
 
Esta bien… No hace falta que te mosquees—le espeto. Y sin más tiempo que perder, empiezo a contarle lo de esta mañana en la oficina, de lo que por supuesto ella ya está al corriente, y también cuales son mis sospechas sobre Daniel y Jack Sparrow. Su reacción, es la que me esperaba, se queda alucinada al saber que hay muchas probabilidades de que ambos sean la misma persona—. ¿Qué opinas, crees que puedo estar en lo cierto?—Pregunto esperanzada, esperando que me diga que estoy como una cabra. Pero viendo su cara, va a ser que no.
 
¡Joder Olivia, me acabas de dejar muerta! ¿Qué quieres que opine? Según lo que me acabas de decir más claro el agua chica.
 
¿Tu no has hablado con tu hermano verdad?
 
No. No volví a verle desde que se fue de viaje con mi cuñada, aunque no sé si seguirá siéndolo por mucho tiempo…
 
¿A qué te refieres?
 
Creo que se van a separar. El otro día, oí a mis padres hablar y parece ser que ella se ha enamorado de otro. Por eso no sé nada de mi hermano, está hecho polvo y apenas sale de casa y tampoco quiere hablar con nadie.
 
Vaya, no sabes cuanto lo siento. A ella apenas la conozco, pero tu hermano es un buen tío. Me da rabia que esté pasando por todo eso.
 
Si, pero bueno… ese tipo de relación tan extraña que tenían, no podía llegar a buen puerto ¿no crees?
 
No se que decirte, es complicado…
 
Oye, ¿qué vas a hacer si al final resulta que el jefe y el pirata son el mismo?
 
¿Sinceramente? No tengo ni la más remota idea. Supongo que me cabrearé bastante al darme cuenta que se ha estado riendo de mi todo este tiempo…
 
Olivia, tienes que hacer algo para salir de dudas.
 
Si, ¿pero qué? El lunes me voy a San Francisco, voy a estar allí tres meses y no sé qué cojones puedo hacer al respecto…
 
Lo que tienes que hacer, es ir a la próxima reunión del club. Que vivas en San Francisco no te impide ir ¿verdad?
 
No. Pero las invitaciones me llegan por correo Rebeca, y como tu comprenderás, no voy a cambiar mi dirección postal si solo voy a estar fuera tres meses, ¿me sigues?
 
Te sigo y si ese es el problema, tengo la solución.
 
¿En serio?
 
Pues si. Me dejas las llaves de tu buzón y yo estaré al tanto de las invitaciones. En cuanto llegue una te lo hago saber y listo. Eso si, lo haré con una condición…
 
¿Cuál?
 
Que ese día me lleves a la reunión como tu invitada.
 
Trato hecho—levanto la botella de cerveza y sonriendo brindo con ella para sellar nuestro trato.
 
Al levantar la mirada, veo a Daniel, tiene la espalda apoyada en la barra y las manos metidas en los bolsillos. Si, esa postura también la he visto antes y no precisamente en él. ¿O si? Desvío la mirada y al ver a Paul jugando al billar, me doy cuenta de que no le he preguntado a Rebeca por su reconciliación. Decido hacerlo en ese preciso momento, por si se diera el caso de que a nuestro jefe se le ocurriera acercarse a saludar no nos pille hablando de él. Y menos mal que lo hago porque poco tiempo después, lo tenemos a nuestro lado preguntando si puede sentarse con nosotras. Mientras Daniel le pregunta a mi amiga por su familia, yo le observo detenidamente y, trato de imaginarlo con la máscara negra cubriendo su cara, pero no sé porque, no logro verlo. Quizá esté demasiado nerviosa como para ver nada con claridad.
 
¿Verdad que si Olivia?—Me sobresalto al oír mi nombre. ¡Mierda! Estaba tan concentrada pensado en lo mío que ni cuenta me di de que me habían incluido en la conversación.
 
Lo siento, estaba distraída, ¿qué decías Rebeca?
 
Daniel acaba de preguntar de que hablábamos antes de que él se acercara, le he contestado que hablábamos de cine y no me cree.
 
¿De cine?—Pregunto. ¿Es qué esta tía se ha vuelto loca?
 
Si de cine, ¿es qué acaso no te acuerdas? Estabas a punto de decirme cuales eran tus películas y actores favoritos...—Ohhh, ya veo por donde va, pero que astuta es la muy condenada.
 
Ah, es cierto. Perdón pero es que hoy tengo la cabeza en otra parte—sonrío.
 
¿Cuál es tu película favorita Daniel?—Pregunta Rebeca.
 
¿Mi película favorita? Humm, tengo varias, pero si tuviera que elegir una de ellas, sin ninguna duda sería “Piratas del Caribes”, me encanta Johnny Depp en el papel de Jack Sparrow—me atraganto con la cerveza al oír su contestación y mi amiga me mira con la boca abierta. Si querida si, blanco y en botella…