lunes, 8 de febrero de 2016

R.D.C. EPÍLOGO




Tres años después
Me miro en el espejo. El vestido que me ha regalado mi “pitufo gruñón” para el evento de esta noche, no me queda nada mal. Es de raso, en color marrón. El escote en uve y, una lazada en color verde pistacho anudada justo por debajo del pecho, hacen resaltar mis pechos de forma sutil. Es largo hasta los pies y flojo. Tengo que admitir que hace unos días cuando lo vi por primera vez, no me entusiasmo mucho, pero al verlo ahora sobre mi cuerpo, reconozco que este hombre tiene muy buen gusto a la hora de comprar trapitos.
Hoy, es la fiesta de fin de año en el “Lust”, y también nuestro aniversario. Desde aquella noche hace ya tres años, no hemos vuelto a separarnos y, podría jurar, que cada día que pasa, somos más felices. Con nuestros más y nuestros menos claro está, pero felices. A través del espejo, veo a Daniel acercarse a mi. Apoya su barbilla en mi hombro y posa sus manos en mi abultado vientre. Si, dentro de aproximadamente tres semanas, nos convertiremos en papas de una niña que será preciosa, igual que su padre, y que se llamará Chloe. Durante los primeros meses de embarazo, hemos vivido algunos momentos de tensión debido a que mi chico, parecía creer que estar embarazada, era sinónimo de no poder hacer nada. Gracias a Dios que sólo fue al principio, porque sinceramente, no creo que hubiera aguantado tenerlo detrás de mi controlándome durante el resto del embarazo. No voy a negar que estamos nerviosos, por no decir cagados de miedo, no es para menos. Ninguno tenemos experiencia con niños y la paternidad, es un tema que nos produce un poco de ansiedad, pero estoy completamente segura que sabremos hacerlo bien.
Estás preciosa nena—dice acariciando mi barriga.
Estoy enorme, no sé como puedes verme preciosa.
No estás enorme, estás embarazada y, te veo preciosa porque lo eres.
Eres un adulador.
No. Simplemente, soy un hombre enamorado,—me gira y deposita un tierno beso en mis labios—. ¿Estás lista?
Si. Podemos irnos cuando quieras. ¿Has hablado con Oliver?
Si, hace cinco minutos. Él y Rebeca, estarán esperándonos en la entrada. ¿Sheila sigue sin querer venir?
Eso parece. Hemos intentado convencerla, pero no ha habido manera...—Mi amiga Sheila, la asturiana, lleva unos meses viviendo aquí en Manhattan. Como ella misma dice, ha venido a buscarse la vida a las Américas porque en España la cosa está bastante mal. Comparte mi antiguo apartamento con Rebeca y no hemos sido capaces de convencerla para que nos acompañe a la fiesta.
Sus motivos tendrá…
Creo que es por Oliver—digo saliendo por la puerta.—Ya sabes que no se llevan nada bien, apenas pueden soportar estar juntos en la misma habitación.
Ya bueno, tu tampoco me soportabas y mírate ahora, estás loquita por mis huesos.
Ese ego señor Dempesey… ¿Estás queriendo decirme algo que yo no sepa?
Para nada, solo que a veces, las cosas pueden parecer lo que no son…
Daniel Dempsey, espero que no estés ocultándome nada.
¡Dios me libre…!—dice soltando una carcajada. Una vez en la calle, nos subimos al taxi que está esperándonos para llevarnos a la fiesta y guardamos silencio. Tengo la sensación, de que mi “pitufo gruñón”, no está siendo del todo sincero conmigo. Conociéndome, no tardaré en averiguarlo.
Llegamos al club, y como habíamos quedado, nuestros amigos, nos están esperando en la entrada. Rebeca está espectacular. Lleva un vestido de terciopelo en color verde musgo que le sienta como un guante. La verdad, que cualquier cosa se ponga esta mujer, le sienta fenomenal. Juntos, entramos en el salón donde se servirá la cena y nos sentamos en una mesa que tenemos reservada. Somo unos privilegiados, es lo que tiene ser los mejores amigos del dueño y, aunque desde hace tres años, prácticamente todo el mundo sabe quienes somos, tenemos que cumplir las normas del club y, todos llevamos nuestro rostro cubierto. En algún momento durante la cena, Oliver despectivamente, pregunta por la asturiana, así es como él llama a mi amiga Sheila desde que la conoce. Mientras Rebeca le contesta, yo me dedico a observar a estos dos machomanes a ver si soy capaz de deducir algo, pero va a ser que no. Porque al no ver la expresión de sus caras que están cubiertas con las máscaras, me quedo igual que estaba. El resto de la cena, transcurre con total normalidad, aunque la mosca sigue detrás de mi oreja dale que te pego.
Después de la cena, pasamos al salón grande. Donde hace tres años mi chico, me declaro su amor delante de todo el mundo y donde yo, perdí la apuesta que meses atrás, había hecho con Rebeca. Si, había caído rendida a los pies de Daniel Dempsey y, si, muy a mi pesar, tuve que pagar la apuesta. Cuando los chicos nos dejan solas a mi amiga y a mi con la excusa de buscar unas bebidas, ésta, aprovecha la oportunidad para hacerme una confidencia.
 —Reina...—dice susurrando en mi oreja—. Hoy me he enterado de que Bella se casa…
¿Cómo dices?—Pregunto asombrada—. No tenía ni idea de que tuviera pareja formal, ya me entiendes… ¿lo conocemos?
Es una mujer.
—¿Una mujer?—Asiente— ¿Tu hermano ya lo sabe?
No, pero supongo que no tardarán en irle con el cuento.
Bueno, llevan divorciados más de dos años Pocahontas, ella tiene todo su derecho a rehacer su vida ¿no?
Si, por supuesto. Es solo que me preocupa como pueda tomárselo Hércules.
¿Crees que él sigue enamorado de ella?
No lo se… ¿Estás bien Oli?—Pregunta preocupada al verme echar las manos a la espalda.
Si, no pasa nada. Me duele la espalda y, de vez en cuando tengo alguna contracción leve. Además, tengo los pies hinchado y estos zapatos me están matando…
¿Quieres que nos sentemos?
No, esperemos que vengan los chicos ¿vale?—Seguimos indagando un poco más sobre quién puede ser ser la mujer que va casarse con Bella, hasta que los chicos vuelven con las bebidas y nos quedamos calladas.
¿Va todo bien?—Daniel me mira preocupado.
Si—contesta Rebeca—, a Olivia le duele la espalda y está cansada, ¿nos sentamos?
¿Te encuentras mal mi amor?
Tranquilo—le digo acariciando su rostro.— Estoy bien.
Nena, tengo reservada una habitación, ¿quieres que subamos y te doy uno de mis masajes?
¡Venga ya tío, son casi las doce! Tendrás que esperar al año nuevo para masajear a tu mujer. De aquí no se mueve nadie hasta que no den las doce campanadas.
Hércules...—protesta mi “pitufo gruñón”.
Sola faltan diez minutos, y os pediría por favor que no usaseis vuestros nombres de pila, no os olvidéis que aquí hay unas normas que deben cumplirse.
¡Joder macho, eres un cascarrabias!
Me estoy haciendo mayor…
Si claro, será eso.—Ambos se miran a los ojos durante unos segundos y se quedan callados. El zumbido de la mosca detrás de mi oreja, se acentúa, pero no digo nada.
Diez minutos más tarde, y concluidas las campanadas, mi amor y yo nos disponemos a salir del salón para subir a nuestra habitación y, celebrar en la intimidad la llegada de este nuevo año, cuando un dolor agudo se me clava en el vientre, a la vez que siento un líquido caliente deslizarse por mis piernas. El miedo al saber lo que eso significa se apodera de mi y, me deja paralizada. Daniel, que no parece darse cuenta de que mis pies se han quedado de repente clavados al suelo, tira de mi para que le siga.
¿Daniel?—A duras penas consigo que me salga la voz. Estoy acojonada no, lo siguiente.—¿Daniel?—Insisto. Él se da la vuelta y me mira.
Nena, cuanto antes subamos a la habitación, antes podrás descansar. Vamos.
Daniel, creo que he roto aguas…
Cielo, en la habitación hay agua, podrás beber toda la que quieras.
¡He dicho que he roto aguas, no que quiero beber agua! ¿Sabes lo que eso significa? ¡Qué estoy de parto cabeza de chorlito!—Su cara se transforma al instante y a continuación, empieza a dar voces llamando a Oliver y a Rebeca. Cuando quiero darme cuenta, estoy dentro de un taxi, rodeada de tres idiotas que no paran de darse voces y, con un conductor partiéndose el culo de risa al ver la situación. ¡Una puta locura vamos!
Llegamos al hospital y, a pesar de que insisto en que estoy bien y puedo caminar, mi marido me obliga a entrar en urgencias en una silla de ruedas. Rebeca va soltando aire por la boca como si fuera ella la que estuviera de parto, Oliver, va gritándole a Daniel que esté tranquilo que todo va a salir bien y yo, viendo lo que me rodea, estoy empezando a perder la paciencia y voy a terminar mandándolos a todos a freír espárragos, por no decir otra cosa. Una enfermera con más paciencia que el santo Job, nos atiende en el mostrador y llama a un celador para que nos lleve a una habitación. Allí, otra enfermera, me coloca una vía, me toma la temperatura y, me mira la tensión. Todo parece estar en orden menos la tensión, por lo visto la tengo por las nubes, y nos precisamente por que esté de parto, más bien se debe a que estoy rodeada de histéricos. Así que antes de que la enfermera salga por la puerta le suplico:
Sáquelos de aquí por favor—ella, me mira con compasión.—Se lo suplico...—Asiente y con una potente voz de mando y, a pesar de las protestas de Daniel, consigo quedarme a solas en la habitación.—Gracias—musito.
Entra el doctor Hofman. Es el ginecólogo que me ha atendido durante estos meses. Me explora ahí abajo y me dice que el proceso parece ir rápido porque ya estoy dilatada de cuatro centímetros, que enviará a un anestesista para ponerme la epidural y que él estará pendiente de la evolución hasta que llegue el momento del parto. En cuanto el doctor sale de la habitación, mi “pitufo gruñón” asoma la cabeza por la puerta.
¿Puedo pasar?—Pregunta avergonzado.
¿Te vas a portar bien y vas a estar tranquilo?
Si.

Pues adelante...—Una contracción mucho más fuerte y dolorosa me parte por la mitad. ¡Joder, si llego a saber que iba a doler tanto, ni de coña me quedo embarazada! Acompañada en todo momento por Daniel, esperamos el feliz acontecimiento.
Muchas horas después, estoy agotada, exhausta y dolorida, pero feliz, muy feliz de tener por fin a nuestra en hija en brazos. Una cosita diminuta y preciosa que nos tiene a todos embelesados. Nuestros amigos están dentro de la habitación con nosotros. Rebeca, Oliver y sheila, que en cuanto supo que estaba de parto, se plantó en el hospital en cero coma. Todos tranquilos y relajados pendientes de Chloe. Eso si, lo de estar tranquilos y relajados nos costó lo suyo, porque lo que es Oliver y sheila, aprovechaban cualquier circunstancia para ponerse a discutir y soltar lindezas por sus boquitas. Daniel ha tenido que ser tajante, o se portaban como personas adultas o se largaban.
Cuando Daniel y yo, nos quedamos solos con nuestra hija, éste, con ella en brazos, se sienta en la cama junto a mi. No puedo expresar con palabras lo que siento al ver a mi magnífico hombre tratando con tanta ternura y dedicación a Chloe. Se me llenan los ojos de lágrimas al ser consciente de que después de tantas idas y venidas en nuestra relación, hemos sido capaces de formar una familia. La nuestra.
¿No te parece preciosa?—Le pregunto al recién estrenado papa.
Lo es—responde emocionado—, es igualita a su mama.
Pues yo creo que a quien se parece es a ti…
—Bobadas.
Soy tan feliz...—sollozo—. Te tengo a ti, un hombre maravilloso, cariñoso, atento… y ahora la tengo a ella, el fruto de nuestro amor. Y todo gracias a ti—le miro a los ojos—. Te quiero Daniel. Te quiero con todo mi corazón.
Y yo a ti nena… Pero ¿sabes? Creo que todavía falta algo para que nuestra felicidad sea completa.
¿Tu crees?
Si. Mi felicidad sería completa si aceptaras ser mi esposa Olivia.—Vaya, ahora si que me he quedado sin palabras...— ¿Quieres casarte conmigo nena?—Trago saliva, ¿quiero?
Daniel… para mi, sería un honor convertirme en tu esposa.
¿Eso es un si?
Si, casémonos—. Con delicadeza, deja a nuestra hija en la cunita de hospital, coge algo del bolsillo interior de su chaqueta y se arrodilla a mis pies junto a la cama. Abre la cajita de terciopelo granate que tiene en las manos y, de ella, saca un anillo precioso de oro blanco con diamantes engarzados.
Prometo quererte siempre,—dice mientras me coloca el anillo en el dedo mirándome a los ojos—. Prometo honrarte y respetarte, todos los días de mi vida, incluso hasta después de la muerte. Te amo Olivia Murray. Eres y serás siempre la “Reina de mi Corazón”.
FIN
Bueno, pues hasta aquí llega la historia de Olivia y Daniel. La historia de “La Reina de Corazones”.
Muchas gracias a todas las personas que os habéis tomado un minuto de vuestro tiempo para leerla, comentarla y compartirla en vuestros perfiles de google+. Especialmente gracias a Maria Campra, Julia C. Irene G. Mila Gómez. María del Carmen Piriz. R.Crespo. José Carlos Garcia. Hada Rac. Y a mis lectoras en la sombra, Luz. Cuchu (Vane). Vanesa. Por estar ahí día a día esperando una nueva publicación. Espero que os haya gustado y que la hayáis disfrutado tanto como yo disfruté escribiéndola.
¡¡Gracias de corazón!!




11 comentarios:

  1. Un final genial!!!donde todo empezó en el Lust!!!
    Gracias por darnos la oportunidad de emocionarnos con cada capítulo!!!
    Con ganas de que nos sorprendas con más historias!!!

    ResponderEliminar
  2. Un final genial!!!donde todo empezó en el Lust!!!
    Gracias por darnos la oportunidad de emocionarnos con cada capítulo!!!
    Con ganas de que nos sorprendas con más historias!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Nessi, si, me gustaba la idea de que terminara donde todo comenzó.
      Besin :))

      Eliminar
  3. Virginia si, has sido una historia intensa y preciosa, Y eso que la he leído rápido , pero déjala ahí que alguien la volverá leer. Si la sacas a papel avisa que compro el libro. Un abrazo


    P.D. Virginia, no puedo compartir nada, ni mis trabajos de mi blog , estoy penalizada y hasta el día 20 no me dejan compartir, si los queréis leer tenéis que verlos en mi blog. Tengo otro entrega de Arrugas en la sabana, y las carta que escribí a mi hijo para el concurso Vosotros si los podéis compartir y difundir. No os podré contestar, os contestaré a través de vuestros blog. Si me quieres ayudar difunde mis post. Muchas gracias

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias María del Carmen, me alegra un montón que te haya gustado la historia, si en algún momento la publico os lo diré.
      Esta tarde me paso por tu blog amiga!!
      Gracias besin :))

      Eliminar
  4. Qué penita que se acabe, Virginia, con la de buenos ratos que hemos pasado con tu novela. Pero estoy contenta porque nos has regalado el mejor de los finales posibles :)

    No tienes nada que agradecer, la suerte ha sido nuestra por tener la oportunidad de leerte!!

    Un beso y feliz martes.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Julia, me encanta que hayáis disfrutado de la historia de Olivia y Daniel. Después de tantas idas y venidas, tenía que haber un final bonito!! jeje
      Besin de martes amiga!! :))

      Eliminar
  5. Me ha encantado. Nos dejas con la sensación, por lo menos a mí, de saber a poco. Pero el final tan romántico se lo merecen. Aunque creo qeu el Lust aún no ha acabado. Jejeje. Espero que nuestro Oliver va a dar que hablar, y yo deseando saber de su historia.
    Genial. Muchas gracias por darnos un poquito de romanticismo en nuestras vidas.
    Un besillo.

    ResponderEliminar
  6. Siento haberme incorporado algo tarde, pero estos últimos capítulos me han encantado, procuraré estar atenta a las nuevas publicaciones y ¡ojalá empieces otra nueva historia para empezarla desde el principio!
    Un beso y ¡feliz fin de semana!

    ResponderEliminar
  7. Bueno, todo llega a su final, aunque es un final que supone un nuevo comienzo para los protagonistas, que acaban de formar una familia con este nacimiento.

    No recuerdo si te había comentado en algún capítulo, pero sí que quería aprovechar el post final para felicitarte por haber construido una historia tan extensa como ésta, donde ha habido momentos y situaciones de todo tipo, y donde el círculo se ha cerrado de una buena forma. Incluso te has dejado una puerta abierta para seguir abordando la historia de alguno de sus personajes :) No sé si la tirantez de la asturiana con Oliver es porque ella será la esposa de su ex...

    Es un placer formar parte de esos agradecimientos, y, aunque el género romántico/erótico no es de mis favoritos (lo cual es irónico escribiendo yo el encuentro casual jaja) para leer, sí que me ha merecido la pena seguir cada capítulo.

    ¡Un beso enorme!

    ResponderEliminar
  8. Qué final más bonito Virginia, me encanta ver que el futuro les guarda una felicidad plena a estos dos protagonistas que nos han hecho enrabiar más de una vez con su temperamento, jeje!!!
    No puedo añadir más de lo que ya te han comentado, así que gracias!!!

    Y espero que esa puerta que queda abierta, tenga continuación ;)

    Besos!!!

    ResponderEliminar