¿Alguna
vez habéis sentido en vuestro cuerpo, en vuestra alma, la sensación
de flotar? Pues así me siento yo desde anoche. Han pasado
exactamente doce horas desde que Jack sparrow y yo, pusimos el
kamasutra patas arriba, y aún lo noto en mi piel, en mi carne, en mi
pecho. ¡Dios, ha sido la experiencia más increíble de mi vida!
Siempre
pensé que el libro del Kamasutra, era eso, un libro con imágenes de
posturas sexuales imposibles de realizar. Para mi, algo así como una
leyenda urbana, pues no conocía a nadie que me hubiera confesado que
hubiera practicado alguna de esas posturas. Vale que mi vida social
es escasa , y la sexual no digamos ( gracias a Dios eso esta
empezando a cambiar ), pero en serio, ¿conocéis a alguien que haga
la mayoría de esas posturas habitualmente a parte de ese tal Grey y
su sumisa? Porque yo hasta la noche pasada con Jack, no supe que mi
cuerpo podía ser tan elástico ni que pudiera aguantar un ritmo
sexual tan salvaje. ¡Joder, joder, si cada vez que pienso en la
cantidad de cosas que me hizo ese hombre, me sube la temperatura de
tal manera que si me pusieran un termómetro en el culo explotaría!
Solo he estado con él una noche y me declaro adicta a todo su ser.
Desde
el minuto uno que entré en aquella habitación, todo fue deseo,
excitación, expectación… ¡Uau, fue la hostia! No soy religiosa,
pero puedo prometer y prometo que soy capaz de ponerle diariamente
una vela al Dios de los polvos mágicos para que me toque uno así
todos los días. Si, necesito un Jack sparrow en mi vida. Suspiro.
Es
tan misterioso, tan poco comunicativo, bueno, verbalmente hablando
porque corporalmente, el tío se comunica de una manera, que el
griego y el francés se quedan obsoletos. Si que me dijo cosas,
cosas como… «Eres hermosa», «Eres perfecta», «Me vuelves
loco», «Te deseo tanto...», y claro, yo con los sentidos
desperdigados por sabe Dios dónde, solo atinaba a responder…
«Mmmm», «Oh si, si», «Joder, más...», «No pares, no pares».
¿Menuda conversación eh? Pero que leches, ¿quién coño se va a
poner a hablar en medio de un polvo que te está quitando el poco
sentido común que tienes? Además, mejor así, sin conversaciones ni
nada que nos indique cómo somos fuera de la cama, que al fin y al
cabo, es a lo que vamos a esas reuniones, a follar y a disfrutar ¿no?
Pero
claro, eso lo piensa “La Reina de Corazones” que es ella muy
liberal y tal, pero Olivia, ella es harina de otro costal. Ella se
ruborizaría, pensando en la imágenes que el espejo le devolvía
cuando estaban empotrados en aquella pared, cuando estaba sujeta al
poste de la cama, inclinada hacia delante, mientras Jack lamía su
sexo desde atrás, cuando estaba a cuatro patas en el suelo, como un
perrito, con la cabeza echada hacia atrás y él la sujetaba por el
pelo y le pedía que se corriera, o cuando ella lamía su pene con
ansia, con un hambre voraz, haciendo que él cerrara los ojos y
suplicara que no parase.
Ella
se preguntaría cómo es el rostro que se esconde debajo de esa
máscara, a qué se dedicaría, cómo sería su vida, si alguna vez
habría estado enamorado, o si lo estaba. Ella, en estos momento,
probablemente estaría arrepentida de haberse dejado llevar, y de que
una persona totalmente desconocida la hubiera hecho gemir y gozar, la
hubiera hecho sentirse tan poderosa sexualmente que Afrodita a su
lado no tenía nada que hacer. Si, así era Olivia.
Tendría
que buscar la forma de unir esas dos personalidades tan distintas que
formaban parte de mi, conseguir que se acoplasen de tal manera, que
la una no pudiera vivir sin la otra, y que juntas, disfrutaran de la
vida sin prejuicios, ni comeduras de tarro. En fin, ahora en
territorio de Olivia, debería de dejar de revivir una y otra en vez
la magnífica experiencia de ayer que tan cachonda me pone, y hacer
algo por la vida. Como por ejemplo, ir dando un paseo hasta la
pizzeria y comprarme la cena. Llevo demasiadas horas tirada en este
sofá corriendo el riesgo de que mi cuerpo, quede fosilizado en él,
pero va a ser que no. Tengo el cuerpo molido y para un maldito día
que tengo para descansar no me mueve del sofá ni una grúa.
Os
juro que intento por todos los medios sacarme a Jack de la cabeza,
pero que va, no lo consigo ni de coña, ni televisión, ni lectura ni
facebook ni leches en vinagre, nada. A última hora de la tarde
decido prepararme un baño de esos super relajantes, con velitas y
todo. Al meterme en el agua caliente, noto como algunos músculos de
mi cuerpo que no sabía ni que existían se relejan. ¡Este hombre me
ha dejado para el arrastre! Pero no me importa, si hoy me invitaran a
ir otra vez a una reunión, allí estaría, aún corriendo el riesgo
de que cuando me fuera de esta, no pudiera ni caminar.
Más
tarde, ya acostada en mi cama, al poner la alarma en el móvil, veo
que tengo un mensaje de texto del señor “soy un ogro”. Vaya, no
me había acordado de él en todo el fin de semana. ¿Cómo le habrá
sentado el último mensaje que yo le envié? Bueno, solo tengo que
leer el que él me ha enviado para saberlo no? Vamos allá…
— «Ay
Olivia, como se nota que no me conoces bien. No me gustan los juegos,
pero estoy dispuesto a cambiar eso si te tengo a ti como
contrincante. ¿Crees que serás capaz de llegar hasta el final de la
partida sin haberte enamorado de mi?»
Esta
si que es buena, que ego más grande tiene este hombre por Dios. Se
tiene mamado que tarde o temprano acabaré rendida sus pies. Que
chasco más grande se va a llevar el pobrecito, y más ahora que he
descubierto las delicias amatorias de Jack Sparrow. Me pongo cómoda
y contesto.
— «Daniel,
Daniel, Daniel… ¿Sabes lo qué creo? Creo que tu ego está por la
nubes, y nada me agradará más que hacerlo aterrizar y que toque
suelo firme. ¿Acaso crees tú que yo me enamoro de cualquiera? ¡Ja
ja!» —Enviado. Su contestación, llega al instante.
— «¡Vamos
nena, ya te he demostrado que me deseas! ¿Ya lo has olvidado?»
— «Intento
hacerlo, pero siempre estarás tú para recordármelo ¿no? Pero
déjame que te aclare algo, desear, no es lo mismo que amar...»
— «No
Olivia, no es lo mismo, pero ambas van de la mano. No son nada la una
sin la otra. Lo comprobarás muy pronto por ti misma. Y dime nena,
¿cuál es el premio? ¿Serás tú?»
— «¿Yo?
No lo creo, porque no voy a perder. Pero no te preocupes Daniel, te
daré un premio de consolación. Te compraré una bonita muñeca de
esas hinchable y si quieres, te doy permiso para que pongas en su
cara una fotografía mía. ¿Qué te parece?»
— «Me
parece que este juego se pone muy interesante. Si estuviera en
Manhattan, ahora mismo estaría llamando a tu puerta para darte un
beso de buenas noches, seguro que después de ese beso, estarías
dispuesta a darme mucho más...»
— «
Pues si, es una verdadera lástima que estés en San Francisco,
siempre duermo mejor después de un buen beso de buenas noches. Y
ahora, si le parece bien al señor, me voy a dormir, mañana tengo
que trabajar, estoy segura que el tirano de mi jefe se cabrearía
mucho si llegara tarde. Buenas noches Señor Dempsey.»
— «El
tirano de tu jefe está en la puerta esperando para darte un beso...»
¿Qué?
¡No me lo puedo creer! ¿Cómo que está en la puerta? ¡Mierda,
mierda, mierda! Me siento en la cama nerviosa. ¡No, imposible, no
puede ser cierto! Mañana tiene una reunión importante con el
personal de San Francisco para tratar el tema de la sustitución del
gerente. «Y eso que tiene que ver Oliva—me digo enfadada—. La
empresa tiene avión privado, él puede ir y venir a su antojo».
¡Joder, eso me pasa por bocazas! ¿Y qué leches hago ahora?
¡Mierda, joder! Miro el teléfono que empieza a sonar, ¡es él…!
— ¿Se…
señor? —Pregunto acojonada de la vida.
— ¿Qué
pasa nena, te has puesto nerviosa? ¿Te palpita el corazón?
— Ehhh…
¿en serio estás en la puerta? —Su carcajada me dan ganas de
estrangularlo.
— No
Olivia, sigo en San Francisco. Pero he conseguido que te acojonaras
¿verdad? ¿De verdad crees que vas a ganar está partida nena?
Sinceramente, yo creo que no, ¿sabes por qué? Porque eres una
cobarde. Buenas noches nena, felices sueños —sin más cuelga,
dejándome con la palabra en la boca.
¡Maldito
capullo! ¡Casi me da un infarto por su culpa! Estoy tan enfadada…
Es que tiene razón jolines, soy una cobarde. Me he acojonado en
cuanto me dijo que estaba en la puerta. No, que va, esto tiene que
cambiar, si quiero demostrarle que no me interesa en absoluto para
darle un buen golpe a su ego, tendré que cambiar de actitud. Está
acostumbrado a la Olivia virginal, pero esto lo cambio yo en un pis
pas. Si, es hora de que “La Reina de Corazones” y Olivia se unan
de una vez por todas. Tengo que conseguir que la próxima vez que el
señor Dempsey me vea, se quede tan descolocado, que no sepa por
donde tirar.
A
la mañana siguiente, lo primero que hago en cuanto salgo de casa, es
pasarme por el salón de belleza al que acostumbro a ir dos veces al
año, y pedir cita para la tarde. Que conste que no solo quiero
cambiar por el señor Dempsey, también lo hago por mi salud mental,
que es mucho más importante que este juego de ahora si y ahora no
que nos traemos entre manos el jefe y yo. Si sigo pensando y haciendo
las cosas como dos personas diferentes, cuando en realidad solo somos
una, acabaré volviéndome loca y encerrada en un manicomio, y no
estoy dispuesta a correr ese riesgo.
En
la oficina, todo sigue su curso, hoy es un lunes de pura rutina y de
caos total. He quedado con Rebeca para comer juntas en su despacho,
en el mío, no me atrevo. Bueno en el mío no, en el del señor
Dempsey, sigo pensando que tiene infiltrada alguna cámara de
seguridad por ahí y no me gustaría que pudiera escuchar algo que
luego puediera utilizar en mi contra. Cuanta menos munición le de,
mejor me irá a mi.
Después
de comer, y de que Rebeca me haya puesto al día de su ajetreado fin
de semana, vuelvo al despacho con ganas de que pase la tarde. Estoy
ansiosa por llegar al salón de belleza y empezar con mi
metamorfosis. En toda la mañana no he mirado el teléfono, y eso que
me moría de ganas por hacerlo. Me siento como una adolescente
esperando ver ese mensaje que cambie mi día. Estoy segura de que hay
un sobrecito ahí, parpadeando en la pantalla, con un mensaje para
mi, pero no lo miraré hasta que no salga del despacho. Ole por mi…
¿Qué no se va a enamorar? ¡Sí ya lo está! ¡Y hasta las trancas! Jajajaja
ResponderEliminarEstoy deseando leer más. Se me hace cortíiiiisimo.
Un besillo.
ajjajja Pobrecilla María, a ella le hace ilusión decir que no, veremos a ver cuanto aguanta!! jajajjaja
EliminarGracias Besin :)
Oliviaaaa! No puede olvidar a Jack pero está hasta las trancas por el sr Dempsey! La verdad q ha sido un poco capullín..pero eso molaaaa! Esperaremos como le va la metamorfosis....un beso Virginia!!!
ResponderEliminarTe molan los malotes eh Hada Rac? Bienvenida a mi mundo jajajaja la metamorfosis ya está completada!!
EliminarGracias Besin ;)
Ay con la metamorfosis, creo que el parraque ahora le dará a Daniel, jajaja
ResponderEliminarGenial Virginia, por cierto Olivia ya está totalmente loquita por él.
Besos!!!
Si Irene, la sorpresa que se llevará será buena, jeje
EliminarGracias Besin :)
Estoy deseando ver qué sucede durante su transformación. Si el físico acompaña a su nueva manera de sentirse después de la noche con Jack y de comenzar su juego con el señor Dempsey, que tiemble la ciudad!! jajajaja.
ResponderEliminarMuy emocionante, Virginia. Quiero más!! :)
Su transformación tiene mucho que ver con esa noche con Jack, Supongo que él la ha motivado bastante!! jjajajaj
EliminarGracias Julia Besin :)
¡Ya era hora de que decidiera fusionar sus "dos personalidades"! Pensaba que se volvería loca entre una y otra... Estoy deseando ver cómo reacciona Daniel al verla jojojo. ¡Seguro que se queda de piedra! (Espero, vaya)
ResponderEliminarEsa es la intención R. Crespo, que se quede de piedra!!
ResponderEliminarGracias :)
Esto está cada vez mas interesante , ya olvidé los últimos capítulos que leí ayer. Me he metido en la historia y deseo ser yo la protagonista. Pero ya lo tengo que dejar hasta mañana , ya no tengo tiempo ... -Un abrazo
ResponderEliminarTod@s queremos ser Olivia, María del Carmen, lo bueno es que casi podemos conseguirlo con nuestra imaginación, no es lo mismo, pero también disfrutamos de ello no? Jajajaja Que te sea leve en el trabajo guapa!!
EliminarGracias Besin :)