Con este micro, participo en el concurso «MicroCuentos, MicroTerro IV» del "Circulo de Escritores"
Gritos,
oía gritos estremecedores, salían de mi garganta. Más tarde
carcajadas, carcajadas macabras, también eran mías. Sabía lo que
vendría a continuación, el placer. Placer por que toda aquella
sangre de aquel rojo tan intenso, empezaba a bañar mis pies. Él no
era el primero, pero si sería el último, había cuatro más como él
en aquel viejo almacén abandonado. Me había resultado tan fácil
llevarlos hasta allí… Claro que ellos no me reconocían, por eso
fue tan sencillo.
Ocho
años atrás, salía yo del Instituto cuando los cinco se acercaron a
mi, me obligaron a subir a su coche y me trajeron a este mismo
almacén. Aquel día me destrozaron, pero cometieron la equivocación
de dejarme con vida.
Hoy
no tuve clemencia, ni sus gritos de terror, ni sus caras angustiadas
al verme con la motosierra en las manos me hicieron desistir de mi
plan. Arranqué la máquina y fui cortando partes de sus cuerpos, la
sangre fluía salpicando a los demás y yo disfrutaba oyéndolos
gritar y suplicar.
La
visión de los trozos de sus cuerpos desparramados me llenan de
satisfacción…
Si,
ahora ya podía dormir en paz.