¡Madre
del amor hermoso qué manera más minuciosa tiene este hombre de
llevar a cabo sus promesas! Estamos a punto de irnos a cenar y, aún
estoy recreándome en el momento siesta, ¡qué momentazo por favor…!
Que modo tan delicado de hacerme el amor, de entregarse, de adorarme,
de hacerme sentir la mujer más importante del universo con su
cuerpo, con sus caricias, sus besos y, por supuesto sus palabras. Por
si en mi cabeza de chorlito quedaba alguna duda de mis sentimientos
hacia él, después de lo de esta tarde y, de todo lo que hemos
compartido en el escaso tiempo que lleva aquí, lo tengo
absolutamente claro. Estoy loca y perdidamente enamorada de Daniel
Dempsey, y ahora que salga el sol por donde quiera que ya me
encargaré yo de comprarme unas buenas gafas de sol.
Lo
primero que hizo en cuanto llegamos de la playa, fue prepararme uno
de esos baños que tanto me gustan y, me relajan. Que conste que al
principio protesté un poco porque no quería perder el tiempo en
chorradas y preliminares, yo quería ir directamente al meollo de la
cuestión, al aquí te pillo aquí te mato, pero fue que no. Con sus
cálidos y tiernos besos, me convenció para que me dejara mimar,
recordándome sabiamente que las cosas del palacio van despacio y,
que no teníamos ninguna prisa. Me sentí un poco avergonzada de
hacer tan notorias mis ansias de hacerlo mío de nuevo, pero
enseguida me dejé llevar y lo disfruté, ¡vaya que si lo disfruté!
Después
del baño, vino hidratar mi cuerpo con la crema de coco, con
tranquilidad, acariciando, masajeando, no hubo ni un solo rincón de
mi cuerpo que no fuera explorado por sus expertas manos. Puedo decir
con toda la certeza del mundo que no hay una mujer en toda la isla
que esté mejor hidratada y acariciada que yo. Vale, con toda la
certeza del mundo no, pero si con la mía, y esa me sobra y me basta.
Sus
manos dieron paso a su lengua, tan cálida, tan húmeda, tan morbosa…
Ay señor, lo que este hombre es capaz de hacer con la lengua me lo
callo para mi, que hay mucha envidiosa suelta y, luego todo se sabe.
Solo diré que pasadas unas horas de ese encuentro erótico entre mi
cuerpo y su lengua, aún la noto serpenteando entre mis piernas,
hasta tal punto que si no me controlo, volveré a correrme en
cuestión de segundos. Pero no solo fue eso lo que me dejó marcada,
¡que va, hay más, mucho más…!
Cuando
por fin sentí su espectacular y duro miembro adentrarse en mi,
después de preparar mi cuerpo y mi mente a conciencia, fue tan
intenso que creí que con la primera embestida, me correría sin
remedio y, el orgasmo me dejaría fuera de juego. Pero que va,
aguante como una campeona arremetida tras arremetida, alzando las
caderas y yendo a su encuentro una y otra vez sin dejar de gemir y
suplicar que no se parase nunca, que quería tenerlo dentro de mi
eternamente.
Si
a todo ese acto de amor y erotismo, le añadimos las frases morbosas
y guarras, porque si, hubo frases muy guarras y muy subidas de tono,
pues que queréis que os diga, que cuando el orgasmo golpeó mi
vientre y explotó, me falto el canto de un dólar para ver las
estrellas de colores a media tarde, y no, no estoy exagerando. Juro
por Snoopy y si no que se muera Mafalda que todo lo que estoy
contando es verdad verdadera.
Y
ahora aquí estoy, en la terraza, disfrutando de una deliciosa copa
de vino mientras mi “pitufo gruñón” termina de arreglarse para
ir a cenar. Voy a llevarlo al restaurante italiano tan romántico que
descubrí el otro día. Sé que prometí que no volvería a entrar en
aquel lugar nunca más, pero ahora las circunstancias son distintas,
y no quiero que Daniel se vaya sin haber conocido ese rincón de
Ibiza y, sin haber disfrutado de sus maravillosas vistas. Más tarde
hemos quedado con el grupo para tomar unas copas e ir a bailar a una
discoteca de mucho renombre que hoy da una fiesta típica ibicenca, a
la que por cierto, todos tenemos que ir vestidos de blanco.
Quince
minutos después, los dos caminamos cogidos de la mano por el paseo
marítimo. Yo con una sonrisa bobalicona dibujada en mi rostro y él,
alzando nuestras manos entrelazadas de tanto en tanto para depositar
en ellas dulces besos que me llenan de amor.
— Si
tuviese más tiempo—dice parándose frente a un hermoso yate que
está anclado en el puerto—alquilaría uno de estos para llevarte
mar adentro para no compartirte con nadie y tenerte solo para mi.
— Suena
muy bien, pero va a ser que no, mañana te vas...—contesto triste—
¿No puedes quedarte un par de días más?
— No,
Bruce tiene que volver a San Francisco para seguir tratando de
solucionar lo del gerente, jamás pensé que fuera tan complicado
conseguir a una persona que estuviera capacitada para llevar la
delegación. Me está costando horrores dar con la persona adecuada.
— ¿Te
quedarás en Manhattan?
— Si,
al menos hasta que tu vuelvas. Después seré yo el que tenga que ir
a San Francisco, mi hermano tiene compromisos importantes que no
puede eludir…
— Oh
vaya… ¿Osea que cuando yo llegue tu te irás?
— No
inmediatamente, podré estar contigo un par de días. Con un poco de
suerte, quizá Bruce contrate a alguien y entonces no será necesario
que yo me vaya.
— Eso
sería fantástico, no me gustaría dejar de verte ahora que hemos
avanzado en lo nuestro.
— No
me verás los días de semana nena, pero te prometo que de viernes a
domingo, seré todo tuyo—su mirada pícara me hace sonreír— y
compensaré con creces las noches que tengas que dormir sola por mi
culpa—se para y, me da un beso en los labios—. Te lo prometo.
Casi
sin darnos cuenta, llegamos al restaurante. Me siento triste porque
en unas horas tendré que separarme de él ya que vuelve a Manhattan
y, pienso que tal vez no haya sido buena idea quedar con el grupo,
pero bueno, ahora ya está hecho y, siempre podremos hacer acto de
presencia, tomarnos algo y desaparecer para refugiarnos en su
habitación o en la mía y amarnos intensamente. Si, soy adicta a
Daniel Dempsey y si, estoy acojonada no, lo siguiente.
Mientras
degustamos un menú de esos para compartir, hablamos de muchas cosas.
Entre ellas, Daniel me cuenta un poco su vida, e incluso que fue lo
qué le llevo a cancelar sus boda con la modelo aquella de Victoria
Secret. Por lo visto, ella no solo estaba interesada en él, también
lo estaba de su hermano Bruce y, una noche, los pilló a ambos en una
actitud bastante comprometida, lo que provocó la ruptura de la
pareja y que dejara de hablarse con su hermano durante un tiempo.
¡Qué fuerteeee! No me esperaba para nada el comportamiento de Bruce
con su hermano, ¡menudo cabrón! Si antes sin tener ni idea de la
historia el tío ya me caía mal, ahora sabiendo esto, buff, me lo
cargaría a ojos cerrados por haberle hecho tanto daño a mi “pitufo
gruñón”. Y lo que me alucina, es que Daniel, con el tiempo haya
sido capaz de perdonarlo, si es que es un cacho de pan el pobre.
Dejamos
de hablar de un tema escabroso, para pasar a otro, el de mi vida. Le
cuento, que no tengo familia, que mis padres murieron en un accidente
de tráfico y que me crié en una casa de acogida de la que me largué
en cuanto cumplí la mayoría de edad. Que me costeé mis estudios a
base de trabajar en distintas cosas y que gracia a Dios y a mi
esfuerzo, todo me salió rodado. Él, que no tenía ni idea de mi
vida, se queda un poco perplejo al escuchar mi historia, y como no me
gusta que la gente sienta lástima de mi, le quito hierro al asunto
asegurando que a pesar de todo, he sido y, soy una mujer feliz.
Confesiones
a parte y ya terminada la cena, nos dirigimos a la discoteca donde
nos esperan los demás. Todos juntos entramos en el local, que por
cierto está hasta la bandera de gente, no sé como coño vamos a
arreglarnos para bailar o charlar si allí dentro no cabe un alfiler,
menos mal que tengo en mente hacer un mutis por el foro en toda regla
en la mínima ocasión. Siempre podremos alegar que con tanta gente,
perdimos de vista al grupo y decidimos marcharnos. Será una
mentirijilla piadosa que confesaré a las chicas otro día y que
seguro entienden. ¡Joder, si hasta resulta imposible alzar la copa
para darle un trago sin que te den un empujón! No es por nada, pero
a mi los lugares como este, me agobian un montón, así que en la
primera oportunidad que tengo, cojo a Daniel de la mano y nos saco de
allí cagando leches.
Una
vez en el hotel, los dos estallamos en carcajadas al recordar el
momento huida, menudo par estamos hechos, creo que se ha juntado el
hambre con la gana de comer y, me gusta. Siempre tuve a mi jefe por
una persona demasiado seria, por no decir otras cosas, que ahora que
es mi chico no quiero ponerlo verde, pero bueno, ya sabéis que que
siempre creí que era un tonto a la tres, y ahora que nos vamos
conociendo, me alegra darme cuenta de lo equivocada que estaba
respecto a él. Si, creo que al final, hasta vamos a hacer buena
pareja y todo.
Estamos
en mi habitación, sobre la cama, relajados después de haber echado
uno de esos polvos increíbles que tanto me gustan. Ni preliminares
ni hostias en vinagre, un polvo salvaje en el que literalmente nos
hemos arrancado la ropa y nos hemos follado mutuamente como locos,
para después caer rendidos y exhaustos sobre la cama, es que hacerlo
a un ritmo tan desenfrenado es lo que tiene, que te deja para el
arrastre, ¡pero qué bien sienta leches! Es la mejor manera que
conozco para quitarte de encima el estrés, ni yoga, ni meditación
ni nada por el estilo, al menos para mi.
Daniel,
nos cubre a ambos con la fina sábana y poco tiempo después, él se
queda dormido. En cambio a mi, parece que me cuesta coger el sueño,
y eso que me siento agotada por todo el trajín que lleva mi cuerpo
estos días, pero es que no puedo dejar de pensar que mañana se va
lejos de mi, y aunque solo serán tres días lo que estemos
separados, me entristece y me siento abatida por su marcha. Su vuelo
es el último que sale hacia Nueva york, lo que me deja muy poco
tiempo para disfrutar de él, quizá mañana con un poco de suerte,
consiga convencerlo para no poner un pie fuera de la habitación…
Ayyy me dejas romántica modo on. Qué bonito, que romántico todo. Los comienzos son lo mejor, me dejas en bbia. Lo malo es que me huelo problemas cerca. Además de que no sabemos que pasará con el increíble Jack, que ahora tengo otra sospecha en mente. No creo que sea nuestro querido Daniel... pero ¿estaré equivocada?
ResponderEliminarYa nos contarás más. Deseando una cenita con velas, a ver si convenzo a mi propio "pitufo gruñón".
Un besillo.
Me alegra que te pongas romanticona María, esa es la intención. No sé que sospecharás, pero miedo me das jajjajaa
EliminarSeguro que sabes como convencer a tu "pitufo gruñón" para esa cenita!! jiji
Gracias Besin :)
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEsta chica se nos va a quedar en los huesos!! jajajajaa. Me alegro de que hayan podido pasar estos días juntos (aunque no hemos estado en Ibiza los lectores también nos lo hemos pasado muy bien con su historia, ji, ji).
ResponderEliminarAhora toca volver a la realidad y ver qué tal se desenvuelve todo. Además está el asunto del pirata y el club...
Estupendo capítulo, Virginia, me ha encantado!!
Un besito y buena tarde.
jajjajaja ya te digo Julia, tanto ejercicio va a terminar con ella. Me alegro que te lo hayas pasado bien, esa es la intención jijii.
EliminarAins la realidad...
Gracias besin :)
Que buenas dosis de erotismo, me alegro que Olivia se haya enamorado de Daniel, aunque con tanto trajín jajajajaj, ¡se lo pasa en grande! y no me extraña que se sienta adicta, o acojonada.
ResponderEliminarA ver que tal la marcha y regreso de su amor.
me ha gustado mucho este capítulo Virginia.
Un fuerte abrazo.
Buen capitulo , muy relajado ehhh. Se han dado tiempo a conocerse mas en lo personal, por que íntimamente no se si han dejado algo sin descubrir. Leo el siguiente y me iré a soñar un rato
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