El domingo, después de tomarme
un desayuno tardío, conduzco poco más de tres horas hasta casa.
Vivo en Union Square, un barrio de Manhattan que me encanta por sus
edificios arquitectónicos y por su gran variedad de tiendas. Pero la
verdadera razón de que viva aquí, es que queda muy cerca de mi
trabajo, y al ser un barrio universitario, me resultó muy fácil
encontrar un apartamento de alquiler a buen precio.
En un principio, cuando llegué a
la ciudad, estuve viviendo en un piso compartido con dos estudiantes.
Pero la vida social tan ajetreada que éstas tenían, me hizo
plantearme la posibilidad de alquilar algo por mi cuenta, y así lo
hice. Ahora vivo sola, y estoy encantada de la vida.
Entro en casa y lo primero que
hago es ponerme cómoda. Después deshago el mini equipaje del fin de
semana y me repantingo en el sofá.
Hubiera jurado por mi forma de
ser, que esta mañana al levantarme, estaría llena de remordimientos
por haber follado con un desconocido y haber disfrutado de ello como
nunca, pero para mi grata sorpresa, no ha sido así. Todo lo
contrario, estoy deseando recibir un nuevo sobre para volver a ser la
reina de corazones. Jamás pensé que inscribirme en el “Lust” me
sentara tan bien. No soy una persona extrovertida, más bien todo lo
contrario. De hecho en mis años de instituto, mis compañeros se
reían de mi y me llamaban ratón de biblioteca, ya que allí era
donde pasaba la mayor parte del tiempo, leyendo montones y montones
de libros. Luego fui a la universidad y allí tampoco me solté
demasiado la melena. Aún así, tuve un novio. Lo conocí una tarde
lluviosa mientras estudiaba en
la biblioteca, se llamaba Kevin. Él fue hasta entonces, mi gran amor
y mi gran error. Con él, descubrí el sexo, y también la necesidad
de sentirme querida por alguien. No estuvimos saliendo juntos mucho
tiempo, ya que por error, escuché como hablaba con sus amigos y les
pedía la pasta por haber ganado la apuesta. Había conseguido
acostarse con el ratón de biblioteca y lo había enamorado. Muy
típico de las películas de instituto americanas con final feliz. En
mi caso, no fue así. Aquel mismo día rompí con él delante de sus
amigos, por supuesto aproveché la ocasión para dejarlo en ridículo
al decirle que tenía un pene microscópico y que si algún día de
verdad quería satisfacer a una mujer, debería de hacer algo al
respecto. Nunca más volví a saber de él. Tardé un tiempo en
recuperarme, y el hecho de que hubieran jugado conmigo me hizo más
fuerte, y también me hizo prometerme a mi misma, que jamás volvería
a enamorarme. Y hasta el momento, he cumplido mi promesa.
Paso el resto del domingo
escuchando música y viendo pelis antiguas en la televisión y por
supuesto, rememorando el gran polvo de ayer. Nunca imaginé que
dentro de mi hubiera una chica tan caliente y fogosa, y tan dispuesta
a dejarse llevar por un desconocido. ¡Tengo muchísimas ganas de
repetir…! Después de revivir un montón de veces el intenso
encuentro sexual con Hércules, me quedo dormida.
Cuando a la mañana siguiente
suena el despertador, me levanto de la cama de un brinco. Es
increíble, pero tengo hasta ganas de ir a trabajar, además, el
señor Dempsey hoy tiene una reunión en otra delegación de la
empresa y probablemente no venga hasta la tarde, así que estaré
solo toda la mañana. Tengo mucho trabajo que hacer, pero saber que
él no estará rondando por allí me tranquiliza.
Como siempre que voy al trabajo,
llevo un traje de falda y americana en color gris marengo, con camisa
blanca y zapatos planos. Me miro en el espejo y sonrío, acabo de
darme cuenta que desde el sábado, tengo una doble identidad. ¡Qué
fuerte!
Entro en la oficina a las ocho y
media en punto, paseo la mirada por los diferentes cubículos y veo
que muchos de mis compañeros ya están por allí. Hoy, como el jefe
no está, soy yo la que está al mando y eso me gusta. Con paso
decidido y enérgico me encamino a mi despacho, que está justo al
lado del de el señor Dempsey. Asomo la cabeza por la puerta del
despacho de éste para asegurarme que no está y entro en el mío.
Enciendo el ordenador y me pongo a funcionar.
Los lunes suelen ser bastante
caóticos y éste, no podía ser menos… Me paso prácticamente toda
la mañana sin levantar la mirada del ordenador y cuando llega la
hora de la comida y salgo a comerme un bocata al bar de enfrente me
siento agotada. Normalmente suelo llevarme la comida de casa, pero
como ayer me dedique a holgazanear, no tengo más remedio que comer
en el bar.
Le pido al chico de la barra un
bocadillo de atún y queso y un té helado con limón para llevar y
cuando estoy saliendo por la puerta, me doy de bruces contra mi jefe.
- ¡Joder Olivia, podías mirar
por donde vas! -Me increpa cabreado.
- Lo… lo siento señor Dempsey,
iba guardando la cartera en el bolso y no… -¡Mierda, este tío
siempre consigue que tartamudeé cuando me dirijo a él! -Lo siento
-vuelvo a repetir.
Me dirige su típica mirada de
desdén y se hace a un lado para dejarme pasar. ¡Menudo capullo
arrogante! Ahora voy a tener que aguantar su mal humor toda la tarde,
¡qué mala suerte la mía!
Subo a la oficina y me como el
bocata en cero coma. El señor “soy un ogro” no tardará en hacer
acto de presencia, y después del tropezón en el bar, no quiero que
me pillé comiendo y me monte uno de sus números. Lo oigo entrar en
su despacho y hablar por teléfono. Sigue cabreado, y cuando
chisporrotea el intercomunicador que hay encima de mi mesa, me
tiemblan hasta las lentillas que no llevo.
- Olivia, ven a mi despacho.
- Enseguida señor… -Le saco la
lengua al aparatito de las narices y rezo un padre nuestro antes de
llamar a su puerta.
- ¿Has enviado los pedidos de
las telas esta mañana? -Me espeta en cuanto entro en su despacho.
- Si señor… También he
hablado con la sección de ventas, me han pedido que le recordara que
les urge que contrate personal, están saturados. -Asiente y
refunfuña.
- ¿Qué haces ahí de pie? ¿Es
qué tengo que pedirte que te sientes todos los días? -Bajo la
mirada al suelo y contemplo mis zapatos. Este tío consigue hacer de
mi una persona chiquitita. ¡El día que mi coraje decida hacer acto
de presencia se va a cagar vivo! - ¿Es qué no me has oído?
¡Siéntate de una maldita vez! -Obedezco sin rechistar y me siento.
- ¿Qui… quiere que me
encargue yo de entrevistar a los candidatos para la sección de
ventas?
- ¡Pues claro que vas a
encargarte tú, para eso te pago ¿no?!
- Cierto -contesto.
- Mañana empieza la becaria.
Encargarte de enseñarle el funcionamiento de la empresa, que haga
bien su trabajo depende ti Olivia.
¡Lo que me faltaba, pasarme todo
el puto día detrás de una becaria…! En mi mente, aparece una
imagen de mi pateándole el culo a este pedazo de capullo, y sonrío!
- ¿Qué te hace tanta gracia?
- Nada señor… -Saca una
carpeta de un cajón y me la entrega.
- Aquí tienes los datos de los
candidatos. Llámalos y cítalos para mañana.
- ¿Para mañana?
- Si, para mañana. ¿Te supone
algún problema?
- Bueno… si mañana empieza la
becaria y tengo que pasarme el día detrás de ella, no tendré
tiempo para entrevistar a estas personas. ¿no cree? -Contesto de
mala manera.
- ¿Me estás diciendo que no
eres capaz de hacer tu trabajo?
- No señor, no ere eso lo que
quería decir…
- ¡Pues entonces haz lo que te
ordeno!
- Si señor, ¿algo más?
- No, eso es todo. -Me levanto y
me dirijo a la puerta para irme- ¿Olivia? -Me dice antes de salir.
- ¿Si?
- Llama al restaurante “Food &
Wine” y reserva mesa para dos esta noche a las nueve.
- ¿Algo más señor? -Le digo
con retintín-. Me mira sorprendido por haber tenido la osadía de
haberle contestado en ese tono. Para mi sorpresa, percibo que su boca
se curva en una media sonrisa. ¿Está intentando sacarme de mis
casillas a propósito?
- No, nada más. -Suena su
teléfono y contesta al segundo.
¡Joder, que hartita me tiene el
gilimemo éste! Me está buscando y el día que me encuentre… no le
quedarán más ganas de volver a buscarme.
Una vez en mi despacho, respiro
hondo varias veces para apaciguar mi rabia y continúo con mi
trabajo. Cito a cuatro personas para entrevistarlas al día siguiente
y hago una lista con las cosas que creo más importante para
enseñarle a la becaria. El resto de la tarde pasa volando y gracias
a Dios sin que el señor “soy un ogro” vuelva a molestarme.
A las cinco en punto salgo por la
puerta de la oficina. De camino a casa me paro en un supermercado a
comprar algunas cosas que necesito y de repente me doy cuenta de que
no he llamado al restaurante para hacer la reserva de mi jefe.
¡Joder, menuda cabeza de chorlito la mía! Pago en la caja los
artículos que he cogido y regreso por donde he venido.
En la oficina, todo está en
silencio y las luces apagadas, señal de que todo el mundo se ha ido
a casa. Entro en mi despacho y busco el teléfono del restaurante.
Por suerte para mi, me hacen la reserva sin problema y respiro
aliviada. Como se nota que es lunes, si esto me hubiera pasado a
mediados de semana, no quiero ni pensar en el lío en el que me
hubiera metido… Me giro para irme y me llevo el susto de mi vida.
Mi jefe está apoyado en el quicio de la puerta contemplándome.
¡Joder, menuda pillada! ¿Y
ahora qué le digo yo a éste? ¡Joder, joder, joder!
- ¿Puedo saber que demonios
haces aquí? -Su apariencia es de absoluta calma, pero yo que lo
conozco bien, sé que está a punto de ponerse a gritar como un
energúmeno.
Estoy acojonada y sin saber que
contestar. Paseo la mirada por mi mesa y, cojo la primera carpeta que
veo.
- Se… se… - Maldito
tartamudeo. Carraspeo para aclararme la garganta-, quería revisar en
casa estas devoluciones y se me había olvidado coger la carpeta. Por
eso estoy aquí.
- ¿Estás segura?
- Completamente -contesto
demasiado rápido.
- Juraría haberte oído hablar
por teléfono. -Mete las manos en los bolsillos y da unos pasos en mi
dirección. Su cercanía me hace sentir incómoda-. ¿Hablabas por
teléfono Olivia?
- No señor…
- Mientes… -Sisea. Su mirada
escrutadora me tiene paralizada.
Se inclina apoyando las manos en
la mesa, dejándome acorralada entre ésta y su cuerpo. Baja la
cabeza y sus ojos quedan a la altura de los míos. Su mirada intensa,
me provoca escalofríos. Se acerca un poco más, de manera que
nuestras bocas quedan separadas por escasos milímetros. Noto su
aliento cálido sobre mi cara. ¡Ay señor…! ¿Me va a besar?
Mi corazón palpita desenfrenado
ante la idea de probar esos labios. ¿Pero qué coño estoy pensando?
Sacudo la cabeza con fuerza para alejar de mi mente las imágenes de
nuestras bocas saboreándose, y con determinación apoyo una mano en
su pecho para alejarlo de mi.
- ¿Qué pasa Olivia, me tienes
miedo?
- No… no señor…
- Vuelves a mentir…
- No… no miento señor. -De
repente, suelta una carcajada burlona y se aleja.
¡Menudo cabrón, está riéndose
de mi en mi propia cara! Hiperventilo por la rabia contenida y lo
miro furiosa. Cuando está cerca de la puerta me mira.
- La próxima vez que te olvides
de hacer tu trabajo, te despediré. -Sin más, sale de mi despacho
cerrando la puerta tras de si.
¡Maldito hijo de su madre! ¿Pero
que coño le he hecho yo a éste para que me busque de esta manera?
¡Señor, dame paciencia, porque como me des fuerza, me lo cargo!
Espero durante un rato para no
volver a encontrarme con él y me voy a casa.
Esta historia cad vez me intrig más. Se te da muy bien. Me tienes en ascuas esperando la prósima entrega. Un besillo.
ResponderEliminarMuchas gracias María, me alegro que te guste!!
ResponderEliminarBesote :)
Queda presentado el señor ogro, que además parece ser muy atractivo. Esto se pone bien!! jajajaja.
ResponderEliminarMe encanta, Virginia :)
Un beso!!
Muchas gracias Julia en todos los cuentos hay un ogro!! jijijj
ResponderEliminarBesin :)
Jejejejeje, más que cargárselo creo que lo que haría sería otra cosa *lalala*. Ya estoy de nuevo aquí, lo cierto es que tenía muchas ganas de continuar leyendo pero entre una cosa y otra no he podido antes. Me ha encantado el acercamiento que ha habido entre el jefe y ella, y los pensamientos de Olivia, claro. He sonreído en varias ocasiones y eso me gusta jaja.
ResponderEliminar¿Sabes una cosa? Tiene pinta de que esta historia va a ser una de mis favoritas jojojo. Estoy deseando que haya otro encuentro con Hércules, pero también con el jefe. Sigo con las maquinaciones de mi cabecita, cuando las confirme te lo diré ;)
Saludos.
Bienvenida de nuevo, me alegra que te guste la historia y que Rías con las locuras de Olivia, la verdad que a ella se le duele ir bastante la pinza!! Jajajaja
EliminarGracias R. Crespo Besin ;)
Esta historia engancha desde el principio iré poco a poco, ya hoy dos protagonistas Hercules y el jefe
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