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jueves, 6 de agosto de 2015

R.D.C. MANHATTAN




 


El domingo, después de tomarme un desayuno tardío, conduzco poco más de tres horas hasta casa. Vivo en Union Square, un barrio de Manhattan que me encanta por sus edificios arquitectónicos y por su gran variedad de tiendas. Pero la verdadera razón de que viva aquí, es que queda muy cerca de mi trabajo, y al ser un barrio universitario, me resultó muy fácil encontrar un apartamento de alquiler a buen precio.

En un principio, cuando llegué a la ciudad, estuve viviendo en un piso compartido con dos estudiantes. Pero la vida social tan ajetreada que éstas tenían, me hizo plantearme la posibilidad de alquilar algo por mi cuenta, y así lo hice. Ahora vivo sola, y estoy encantada de la vida.

Entro en casa y lo primero que hago es ponerme cómoda. Después deshago el mini equipaje del fin de semana y me repantingo en el sofá.

Hubiera jurado por mi forma de ser, que esta mañana al levantarme, estaría llena de remordimientos por haber follado con un desconocido y haber disfrutado de ello como nunca, pero para mi grata sorpresa, no ha sido así. Todo lo contrario, estoy deseando recibir un nuevo sobre para volver a ser la reina de corazones. Jamás pensé que inscribirme en el “Lust” me sentara tan bien. No soy una persona extrovertida, más bien todo lo contrario. De hecho en mis años de instituto, mis compañeros se reían de mi y me llamaban ratón de biblioteca, ya que allí era donde pasaba la mayor parte del tiempo, leyendo montones y montones de libros. Luego fui a la universidad y allí tampoco me solté demasiado la melena. Aún así, tuve un novio. Lo conocí una tarde lluviosa mientras estudiaba en la biblioteca, se llamaba Kevin. Él fue hasta entonces, mi gran amor y mi gran error. Con él, descubrí el sexo, y también la necesidad de sentirme querida por alguien. No estuvimos saliendo juntos mucho tiempo, ya que por error, escuché como hablaba con sus amigos y les pedía la pasta por haber ganado la apuesta. Había conseguido acostarse con el ratón de biblioteca y lo había enamorado. Muy típico de las películas de instituto americanas con final feliz. En mi caso, no fue así. Aquel mismo día rompí con él delante de sus amigos, por supuesto aproveché la ocasión para dejarlo en ridículo al decirle que tenía un pene microscópico y que si algún día de verdad quería satisfacer a una mujer, debería de hacer algo al respecto. Nunca más volví a saber de él. Tardé un tiempo en recuperarme, y el hecho de que hubieran jugado conmigo me hizo más fuerte, y también me hizo prometerme a mi misma, que jamás volvería a enamorarme. Y hasta el momento, he cumplido mi promesa.

Paso el resto del domingo escuchando música y viendo pelis antiguas en la televisión y por supuesto, rememorando el gran polvo de ayer. Nunca imaginé que dentro de mi hubiera una chica tan caliente y fogosa, y tan dispuesta a dejarse llevar por un desconocido. ¡Tengo muchísimas ganas de repetir…! Después de revivir un montón de veces el intenso encuentro sexual con Hércules, me quedo dormida.

Cuando a la mañana siguiente suena el despertador, me levanto de la cama de un brinco. Es increíble, pero tengo hasta ganas de ir a trabajar, además, el señor Dempsey hoy tiene una reunión en otra delegación de la empresa y probablemente no venga hasta la tarde, así que estaré solo toda la mañana. Tengo mucho trabajo que hacer, pero saber que él no estará rondando por allí me tranquiliza.

Como siempre que voy al trabajo, llevo un traje de falda y americana en color gris marengo, con camisa blanca y zapatos planos. Me miro en el espejo y sonrío, acabo de darme cuenta que desde el sábado, tengo una doble identidad. ¡Qué fuerte!

Entro en la oficina a las ocho y media en punto, paseo la mirada por los diferentes cubículos y veo que muchos de mis compañeros ya están por allí. Hoy, como el jefe no está, soy yo la que está al mando y eso me gusta. Con paso decidido y enérgico me encamino a mi despacho, que está justo al lado del de el señor Dempsey. Asomo la cabeza por la puerta del despacho de éste para asegurarme que no está y entro en el mío. Enciendo el ordenador y me pongo a funcionar.

Los lunes suelen ser bastante caóticos y éste, no podía ser menos… Me paso prácticamente toda la mañana sin levantar la mirada del ordenador y cuando llega la hora de la comida y salgo a comerme un bocata al bar de enfrente me siento agotada. Normalmente suelo llevarme la comida de casa, pero como ayer me dedique a holgazanear, no tengo más remedio que comer en el bar.

Le pido al chico de la barra un bocadillo de atún y queso y un té helado con limón para llevar y cuando estoy saliendo por la puerta, me doy de bruces contra mi jefe.

- ¡Joder Olivia, podías mirar por donde vas! -Me increpa cabreado.

- Lo… lo siento señor Dempsey, iba guardando la cartera en el bolso y no… -¡Mierda, este tío siempre consigue que tartamudeé cuando me dirijo a él! -Lo siento -vuelvo a repetir.

Me dirige su típica mirada de desdén y se hace a un lado para dejarme pasar. ¡Menudo capullo arrogante! Ahora voy a tener que aguantar su mal humor toda la tarde, ¡qué mala suerte la mía!

Subo a la oficina y me como el bocata en cero coma. El señor “soy un ogro” no tardará en hacer acto de presencia, y después del tropezón en el bar, no quiero que me pillé comiendo y me monte uno de sus números. Lo oigo entrar en su despacho y hablar por teléfono. Sigue cabreado, y cuando chisporrotea el intercomunicador que hay encima de mi mesa, me tiemblan hasta las lentillas que no llevo.

- Olivia, ven a mi despacho.

- Enseguida señor… -Le saco la lengua al aparatito de las narices y rezo un padre nuestro antes de llamar a su puerta.

- ¿Has enviado los pedidos de las telas esta mañana? -Me espeta en cuanto entro en su despacho.

- Si señor… También he hablado con la sección de ventas, me han pedido que le recordara que les urge que contrate personal, están saturados. -Asiente y refunfuña.

- ¿Qué haces ahí de pie? ¿Es qué tengo que pedirte que te sientes todos los días? -Bajo la mirada al suelo y contemplo mis zapatos. Este tío consigue hacer de mi una persona chiquitita. ¡El día que mi coraje decida hacer acto de presencia se va a cagar vivo! - ¿Es qué no me has oído? ¡Siéntate de una maldita vez! -Obedezco sin rechistar y me siento.

- ¿Qui… quiere que me encargue yo de entrevistar a los candidatos para la sección de ventas?

- ¡Pues claro que vas a encargarte tú, para eso te pago ¿no?!

- Cierto -contesto.

- Mañana empieza la becaria. Encargarte de enseñarle el funcionamiento de la empresa, que haga bien su trabajo depende ti Olivia.

¡Lo que me faltaba, pasarme todo el puto día detrás de una becaria…! En mi mente, aparece una imagen de mi pateándole el culo a este pedazo de capullo, y sonrío!

- ¿Qué te hace tanta gracia?

- Nada señor… -Saca una carpeta de un cajón y me la entrega.

- Aquí tienes los datos de los candidatos. Llámalos y cítalos para mañana.

- ¿Para mañana?

- Si, para mañana. ¿Te supone algún problema?

- Bueno… si mañana empieza la becaria y tengo que pasarme el día detrás de ella, no tendré tiempo para entrevistar a estas personas. ¿no cree? -Contesto de mala manera.

- ¿Me estás diciendo que no eres capaz de hacer tu trabajo?

- No señor, no ere eso lo que quería decir…

- ¡Pues entonces haz lo que te ordeno!

- Si señor, ¿algo más?

- No, eso es todo. -Me levanto y me dirijo a la puerta para irme- ¿Olivia? -Me dice antes de salir.

- ¿Si?

- Llama al restaurante “Food & Wine” y reserva mesa para dos esta noche a las nueve.

- ¿Algo más señor? -Le digo con retintín-. Me mira sorprendido por haber tenido la osadía de haberle contestado en ese tono. Para mi sorpresa, percibo que su boca se curva en una media sonrisa. ¿Está intentando sacarme de mis casillas a propósito?

- No, nada más. -Suena su teléfono y contesta al segundo.

¡Joder, que hartita me tiene el gilimemo éste! Me está buscando y el día que me encuentre… no le quedarán más ganas de volver a buscarme.

Una vez en mi despacho, respiro hondo varias veces para apaciguar mi rabia y continúo con mi trabajo. Cito a cuatro personas para entrevistarlas al día siguiente y hago una lista con las cosas que creo más importante para enseñarle a la becaria. El resto de la tarde pasa volando y gracias a Dios sin que el señor “soy un ogro” vuelva a molestarme.

A las cinco en punto salgo por la puerta de la oficina. De camino a casa me paro en un supermercado a comprar algunas cosas que necesito y de repente me doy cuenta de que no he llamado al restaurante para hacer la reserva de mi jefe. ¡Joder, menuda cabeza de chorlito la mía! Pago en la caja los artículos que he cogido y regreso por donde he venido.

En la oficina, todo está en silencio y las luces apagadas, señal de que todo el mundo se ha ido a casa. Entro en mi despacho y busco el teléfono del restaurante. Por suerte para mi, me hacen la reserva sin problema y respiro aliviada. Como se nota que es lunes, si esto me hubiera pasado a mediados de semana, no quiero ni pensar en el lío en el que me hubiera metido… Me giro para irme y me llevo el susto de mi vida. Mi jefe está apoyado en el quicio de la puerta contemplándome.

¡Joder, menuda pillada! ¿Y ahora qué le digo yo a éste? ¡Joder, joder, joder!

- ¿Puedo saber que demonios haces aquí? -Su apariencia es de absoluta calma, pero yo que lo conozco bien, sé que está a punto de ponerse a gritar como un energúmeno.

Estoy acojonada y sin saber que contestar. Paseo la mirada por mi mesa y, cojo la primera carpeta que veo.

- Se… se… - Maldito tartamudeo. Carraspeo para aclararme la garganta-, quería revisar en casa estas devoluciones y se me había olvidado coger la carpeta. Por eso estoy aquí.

- ¿Estás segura?

- Completamente -contesto demasiado rápido.

- Juraría haberte oído hablar por teléfono. -Mete las manos en los bolsillos y da unos pasos en mi dirección. Su cercanía me hace sentir incómoda-. ¿Hablabas por teléfono Olivia?

- No señor…

- Mientes… -Sisea. Su mirada escrutadora me tiene paralizada.

Se inclina apoyando las manos en la mesa, dejándome acorralada entre ésta y su cuerpo. Baja la cabeza y sus ojos quedan a la altura de los míos. Su mirada intensa, me provoca escalofríos. Se acerca un poco más, de manera que nuestras bocas quedan separadas por escasos milímetros. Noto su aliento cálido sobre mi cara. ¡Ay señor…! ¿Me va a besar?

Mi corazón palpita desenfrenado ante la idea de probar esos labios. ¿Pero qué coño estoy pensando? Sacudo la cabeza con fuerza para alejar de mi mente las imágenes de nuestras bocas saboreándose, y con determinación apoyo una mano en su pecho para alejarlo de mi.

- ¿Qué pasa Olivia, me tienes miedo?

- No… no señor…

- Vuelves a mentir…

- No… no miento señor. -De repente, suelta una carcajada burlona y se aleja.

¡Menudo cabrón, está riéndose de mi en mi propia cara! Hiperventilo por la rabia contenida y lo miro furiosa. Cuando está cerca de la puerta me mira.

- La próxima vez que te olvides de hacer tu trabajo, te despediré. -Sin más, sale de mi despacho cerrando la puerta tras de si.

¡Maldito hijo de su madre! ¿Pero que coño le he hecho yo a éste para que me busque de esta manera? ¡Señor, dame paciencia, porque como me des fuerza, me lo cargo!

Espero durante un rato para no volver a encontrarme con él y me voy a casa.








7 comentarios:

  1. Esta historia cad vez me intrig más. Se te da muy bien. Me tienes en ascuas esperando la prósima entrega. Un besillo.

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  2. Muchas gracias María, me alegro que te guste!!
    Besote :)

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  3. Queda presentado el señor ogro, que además parece ser muy atractivo. Esto se pone bien!! jajajaja.
    Me encanta, Virginia :)
    Un beso!!

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  4. Muchas gracias Julia en todos los cuentos hay un ogro!! jijijj
    Besin :)

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  5. Jejejejeje, más que cargárselo creo que lo que haría sería otra cosa *lalala*. Ya estoy de nuevo aquí, lo cierto es que tenía muchas ganas de continuar leyendo pero entre una cosa y otra no he podido antes. Me ha encantado el acercamiento que ha habido entre el jefe y ella, y los pensamientos de Olivia, claro. He sonreído en varias ocasiones y eso me gusta jaja.

    ¿Sabes una cosa? Tiene pinta de que esta historia va a ser una de mis favoritas jojojo. Estoy deseando que haya otro encuentro con Hércules, pero también con el jefe. Sigo con las maquinaciones de mi cabecita, cuando las confirme te lo diré ;)

    Saludos.

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    1. Bienvenida de nuevo, me alegra que te guste la historia y que Rías con las locuras de Olivia, la verdad que a ella se le duele ir bastante la pinza!! Jajajaja
      Gracias R. Crespo Besin ;)

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  6. Esta historia engancha desde el principio iré poco a poco, ya hoy dos protagonistas Hercules y el jefe

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