Entradas populares

viernes, 5 de febrero de 2016

R.D.C ¿FELIZ AÑO NUEVO? PARTE II




Contemplo a este hombre al que hace apenas unos meses odiaba por su prepotencia y arrogancia, y que ahora, acaba de desnudar su alma frente a mi, sin importarle cuántos pares de ojos estén puestos sobre nosotros. Sin importarle lo que la gente pueda pensar al conocer la identidad de su persona. Él, que es tan conocido en el mundo empresarial, no ha dudado ni por un segundo, en regalarme esta declaración de amor públicamente. No ha dudado en abrir su corazón y poner a mis pies sus sentimientos, arriesgándose a que vuelva a pisotearlos como hice en ocasiones anteriores. No tengo palabras para expresar lo que siento en este preciso instante. Pero si sé claramente lo que no quiero ni puedo hacer. Ya no. Ya no pienso seguir negándome ni a mi ni al resto del mundo, que mi “pirata del Caribe” y, mi “señor soy un ogro”, ambos, son todo lo que quiero. Todo lo que deseo. Todo lo que anhelo y lo que amo. Ya no quiero seguir sufriendo por amor. Y tampoco quiero que él siga sufriendo. No cuando yo siento exactamente lo mismo que él. Me niego a seguir con esta tortura que está acabando con los dos.
Poso con delicadeza mis manos en su cara y, con el pulgar, acaricio sus mejillas rasposas por su incipiente barba. Sus ojos, no se han apartado ni un segundo de los míos. Su semblante triste, me deja claro que no miente cuando dice que estos últimos días, han sido los peores de su vida. Para mi también han sido un infierno. Pero ya está, ya pasó. Los próximos días que se nos presenten difíciles, estaremos juntos para superarlos. Ya no habrá nada ni nadie, que pueda separarnos. Ya no. Suena la primera campanada de las doce que nos llevarán a un nuevo año. A una nueva oportunidad de ser felices. A una nueva vida. Sin mentiras, sin prejuicios, sin miedos... Juntos. Cuando suena la última campanada, posó mis labios sobre los suyos, depositando en ellos un beso tierno, cargado de todo el sentimiento que llevo dentro y, que por fin, me atrevo a liberar. Un beso que él no tarda en profundizar deslizando su lengua con lentitud dentro de mi boca. Consiguiendo con ello que las mariposas de mi estómago se alcen en un vuelo interminable. Jadeando, separamos nuestros labios. Y sólo entonces, soy consciente de los vítores que hay a nuestro alrededor, y no precisamente por el año nuevo. Estas personas, a las que ni siquiera conozco, han sido testigos de nuestra reconciliación y aplauden y silban emocionados. Me siento un poco avergonzada al darme cuenta que seguimos siendo el centro de atención, pero ello no me amilana para llevar a cabo lo que tengo en mente. Decidida, llevo las manos a mi cara y lentamente me quito el antifaz. Si él no ha tenido ningún reparo en hacerlo, yo tampoco. Entrelazo mi mano con la suya, y por fin, acuden a mi boca las palabras...
Lo siento Daniel—digo mirándole a los ojos—. Siento haberte hecho daño. Siento haber sido tan dura contigo el otro día en la azotea. Siento haber dicho que ya no te quería para hacerte daño, cuando lo cierto es que nunca he dejado de hacerlo. Siento habernos hecho pasar a ambos por todo esto al cerrarme en banda y no escuchar a mi corazón. Siento que mi lengua vaya por libre y diga cosas que en realidad no siento. Te quiero mi pitufo gruñón. Te quiero con toda mi alma. Y si algo he aprendido de esto, es que en el corazón nadie manda. No me importa si eres Jack Sparrow o, Daniel Dempsey, porque seas quien seas, sigues siendo tu. Y es a ti a quien quiero. Con tus defectos y con tus virtudes. Con antifaz o sin él... Gracias por no rendirte...—Me silencia con un beso. ¡Dios, cuánto le he echado de menos!
No digas nada más...—dice con voz ronca, apoyando su frente en la mía—. Te quiero nena...
Y yo a ti nene…
¿Podemos felicitaros ya?—Pregunta Rebeca entusiasmada. Ambos asentimos sin dejar de mirarnos—. Pues entonces felicidades tortolitos. Y tú—dice señalándome con un dedo—, espero que no tengas en cuenta mi mentirijilla, y espero que comprendas porque acepte hacer todo este paripé. No podía dejar que te fueras. Sabiendo cuales eran tus verdaderos sentimientos hacia el jefe, y después de que él me pidiera ayuda para traerte aquí, no podía negarme. Los dos os merecéis ser felices. Juntos. ¿No estás enfadada conmigo verdad?
No podría aunque quisiera—contesto—. Solo puedo darte las gracias Rebeca, si no hubiera sido por tu chantaje emocional, ahora mismo estaría en mi casa destrozada, y sola. Por lo visto, todos me conocéis bien… No se que más puedo decir…
Nada. Creo que ya está todo dicho—dice Oliver palmeando la espalda de su mejor amigo.
¿Tu también estabas en el ajo?—Pregunto sorprendida.
Por supuesto. No sé de que te sorprendes… Llevo una semana aguantando el mal de amores de Daniel y, estaba empezando a hartarme, así que, no me quedó más remedio que unirme a ellos.
Pues gracias a los tres…
Déjate de tanto dar las gracias y, celebremos esto como se merece—. Oliver camina hacia la barra y los demás le seguimos. Daniel, pide una botella de champán y, cuando todos tenemos una copa en la mano, brindamos.
Más tarde, después de haber bailado, de haber reído, de haber cantado. Después de haber celebrado la entrada del nuevo año y nuestra reconciliación como se merece, todos juntos, veo como Oliver, le da algo en la mano a su amigo y luego sonríe. Sin que me de tiempo a indagar de que se trata, Daniel me coge de la mano y, despidiéndose de nuestros amigos, me saca del salón. Una vez fuera de éste, en silencio, recorremos un pasillo en penumbra hasta una habitación, de la que por supuesto, el tiene la llave porque su amigo se ha encargado de que así fuera. Abre la puerta y, me quedo sorprendida al ver lo que han preparado. Hay velas encendidas por todas partes. Del hilo musical, salen las notas de mi canción favorita, “I don´t want to miss a thing” de Aerosmith. También hay espejos, muchos. Igual que en aquella habitación en la que él y yo, nos encontramos por primera vez siendo Jack sparrow y, la Reina de Corazones. Y si, siento la misma emoción que por aquel entonces, cuando solo deseaba acostarme con mi “pirata del caribe”. Pero con una gran diferencia. Más allá del deseo sexual, más allá de la pasión, e incluso de la lujuria, hay un sentimiento mucho más profundo que se ha apoderado de los dos. Un sentimiento que siempre me negué a tener y, del que ahora no quiero, ni pienso desprenderme, porque estar enamorada y ser correspondida, es el mejor sentimiento del mundo.
Daniel, cierra la puerta y se pega a mi espalda. Sus cálidos labios, van dejando un reguero de besos por mi cuello, a la vez que acaricia mi espalda desnuda con sus manos. Un latigazo de deseo, golpea directamente en mi entrepierna, obligándome a apretar los muslos. Esto no ha hecho más que empezar ya siento la sangre burbujeándome en las venas. Es que es tocarme y empezar a arder. Lentamente, baja la cremallera de mi vestido, deslizándolo por mi cuerpo hasta los pies. Se pone frente a mi, se deshace de su chaqueta y se desabrocha la camisa. Con calma, sin apartar su mirada de la mía. Sabe que me gusta cuando hace ésto. Cuando me mantiene expectante, y anhelante. Lo ayudo a quitarse la camisa, y mientras lo hago, beso su torso. Su calor me cosquillea en los labios y, paso la lengua por su piel para saborearla mejor. Llego hasta el ombligo, para luego volver a subir hasta su cuello y, depositar en el hueco de su clavícula un beso tierno, delicado. Él jadea . Yo gimo.
De la mano, caminamos hasta el centro de la habitación, donde el resto de nuestra ropa, vuela por los aires. Se sienta en el borde de la cama y, se abraza a mi cintura. Y a partir de ese mismo instante, la pasión nos ciega, siendo incapaces de contenerla pos más tiempo. Nuestras bocas se funden en un beso húmedo, caliente, abrasador. Un beso de esos que te queman las entrañas y que te deja sin aliento. A horcajadas encima suyo, me muevo arriba y abajo. Sintiendo como lentamente se va introduciendo en mi y, me hace suya por completo. Acoplados, nos movemos con un ritmo cadencioso que nos lleva hasta las mismas estrellas cuando llega el orgasmo, dejándonos exhaustos, agotados y con las respiraciones agitadas a más no poder. Ha sido increíble. Como volver a casa. Mi casa. Pasamos un rato largo en un cómodo silencio, solo mirándonos. Como si no acabáramos de creernos que por fin estemos juntos. Que por fin, ya no existen barreras entre nosotros que nos impidan disfrutar de nuestro amor. Que ya está todo dicho. Y bien dicho, porque yo ya no tengo ninguna duda de lo que él siente por mi, y mucho menos de lo que yo siento por él.
Nena...—susurra—, no acabo de creerme la suerte que tengo de tenerte a mi lado. Si es un sueño, por favor, no me despiertes.
No tengas miedo a despertar porque no es un sueño mi amor. Estoy aquí contigo, y no pienso alejarme de ti nunca más ¿me oyes? Nunca jamás volveré a separarme de ti…
¿Estás segura?
Si. ¿Y sabes por qué? Porque te quiero más que a mi vida.
¿Y si tuviera secretos inconfesables?
No me importa. No habrá ningún secreto inconfesable que pueda alejarme de ti...—Se queda callado, como dudando—. Daniel—digo para cambiar el tema de conversación que está consiguiendo ponerme nerviosa—, creo que hoy será nuestra última noche en el club.
¿Por qué crees eso?
Porque después de la que hemos liado esta noche, supongo que no querrán volver a vernos por aquí ¿no te parece?
No, no lo creo.
Daniel, hemos infringido todas las normas. En cuanto se entere el dueño, nos largará.
No, no lo hará.
¿Por qué estás tan seguro?
Porque el dueño es mi mejor amigo…—¿Qué el dueño es su mejor amigo? ¡Joder, joder, joder, esto no me lo esperaba!
¿Quieres decir qué Oliver…?
Si. Pero no se lo cuentes a Rebeca, ella aún no lo sabe—. Pues menos mal que soy buena manteniendo el pico cerrado porque si no…
Vaya… la verdad es que me has dejado alucinada. Nunca imaginé que Oliver…
Algún día, te contaré su historia—dice dándome un beso en los labios.
Entonces, si vamos a seguir siendo miembros del club, ¿quiere eso decir qué volveré a ver a Jack Sparrow?
¿Te apetece verlo ahora?—Dice mostrándome esa sonrisa suya que tanto me gusta.
Me encantaría.
Con una condición.
¿Cuál?
Que la Reina de Corazones, se una a la fiesta…
Hecho—. Y lo hacemos. Nos metemos en la piel de los personajes que una vez, hace unos meses, nos llevaron a compartir mucho más que una habitación y, de los que nos podremos olvidarnos porque formarán parte de nosotros el resto de nuestras vidas.

Más tarde, ya en casa, en mi cama y, acurrucada en los brazos de Daniel, me siento la mujer más feliz del mundo por tenerle a mi lado. Por primera vez en mi vida, soy realmente feliz. Y se lo debo a él. A mi gran amor.
Te quiero Daniel Dempsey—susurro para no despertarlo—. Prometo quererte el resto de mi vida.



5 comentarios:

  1. Ayyyy que bonito, que romántico. Estoy ahora mismo emocionada, y triste porque ya ha acabado esta aventura.
    Aunque te doy una idea, si no la has tenido ya. Sería interesante conocer la historia de Oliver, jajaja.
    Un besillo, genial, me ha encantado.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues alegro que te haya emocionado el final María, todovía queda el epílogo, que lo sepas!! jjjajaaj
      Claro que he pensado en la historia de Oliver, por eso he dejado su historia un poco abierta, para contarla más adelante, así que gracias por la sugerencia!!
      Muchas gracias besin :))

      Eliminar
  2. plass, plass ,plass aplausos merecidos, ha sido una historia bonita, romántica, cruel, erótica y bella con final feliz. Has mantenido en cada capítulo el suspense, dejándonos con ganas de leer más y más y eso que yo metí la primera para pillaros. Un abrazo y espero la historia de Oliver . Un abrazo fuerte Virginia

    ResponderEliminar
  3. Ohhhhh qué final más dulce y romántico!! Me ha encantado, Virginia, y me he alegrado mucho de que por fín Olivia sincronice su boca y su corazón. Estaba temiendo que empezara a hablar!! jajajaja.

    Muchas gracias por esta estupenda novela, he disfrutado mucho :)

    Un beso y feliz finde, guapa!!

    ResponderEliminar
  4. ¡Por fin!!!! Porque la protagonista ha sido dura, pero muy dura de roer, jeje!!
    Me ha encantado Virginia, cada capítulo que he leído lo he disfrutado (con sus consecuencias) enfadarme, ilusionarme...

    Besos!!!

    ResponderEliminar