lunes, 21 de septiembre de 2015

R.D.C. RESACÓN EN MANHATTAN

 
 
 
 
 

La intensa luz del sol, entra a través de las cortinas descorridas de la ventana. Abro los ojos y, desorientada miro a mi alrededor. Estoy acostada en mi cama en ropa interior. Asustada me incorporo, ¡mierda, la cabeza me va a estallar! Me duele tanto que parece que dentro de ésta hay un millón de pájaros carpinteros taladrándome el cerebro. Vuelvo a recostarme. ¡Joder, joder, joder, menuda cogarza me pille ayer más a lo tonto, malditos chupitos de aguarrás!
 
No recuerdo cómo llegué a casa y eso me inquieta. Por mi cabeza pasan imágenes de la noche anterior. Yo hablando con Katty, el señor “soy un ogro” tocándome las pelotas, bebiendo chupitos con todos en la barra, muchas miradas entre mi jefe y yo, Rebeca hablándome de esas miradas en el baño, y por último… ¡Ay señor, no, no puede ser que esto me haya pasado a mi! La imagen de mi vomitando a mi jefe, pasa una y otra vez a cámara lenta por mi mente. Madre mía que vergüenza, no me lo puedo creer, pero... ¿qué paso después? Porque a partir de ahí, estoy totalmente en blanco.
 
La angustia se apodera de mi al imaginarme la reacción del señor Dempsey al ver sus bambas de CK vomitadas, conociéndolo, me habrá puesto a caer de un burro.
Me levanto de la cama despacio, creo que aún sigo pedo, porque todavía estoy mareada. Me encierro en el baño y me doy una larga ducha que me sienta de maravilla. Después, me cepillo los dientes y la lengua. Esta última parece un estropajo de alambre, cada vez que la muevo me raspa el paladar, la sensación es asquerosa. Duchada y con la boca fresca aunque rasposa, me siento más humana.
Voy a la cocina y me preparo una taza de café bien cargado, a ver si con ello consigo despejarme del todo. Mientras me lo tomo le echo un vistazo al móvil que está junto a mi bolso encima de la meseta de la cocina. Tengo dos llamadas perdidas de Rebeca y un mensaje de voz de él en el contestador. Me da miedo escucharlo, pero mi vena curiosa me supera.
 
«Hola Olivia, si estás escuchando este mensaje, es porque has visto encima de la encimera tus cosas. Me pareció que ahí no tardarías en verlas. Espero que tengas una resaca de mil demonios por haber jodido mis bambas. El lunes hablaremos sobre ello en la oficina».
 
Tras escuchar la voz del gilimemo de mi jefe, me quedo como un pasmarote mirando el teléfono. Se acaban de confirmar mis sospechas. Él fue quien me trajo a casa. Ha estado aquí, en mi santuario particular. Pero eso no es lo peor, para mi lo pero es que me haya visto desnuda. Está claro que también fue él quien me quito la ropa y me metió en la cama. No sabéis lo mal que me siento en estos momentos al saber que la persona que más odio por tratarme como a una mierda, me ha visto en una situación tan, tan, bochornosa. Y lo que más me joroba es que no me acuerdo de nada. ¿Cómo cojones voy a ir a trabajar el lunes? ¿Con cara voy presentarme en su despacho cuando mi presencia sea requerida? ¡Si es que tenía que haberme quedado en mi casa leches! No sé por qué dejé que Rebeca me convenciera para salir… «Por que tenías ganas de pasar un rato en compañía como las personas normales —me digo». Y ahora, tendré que pagar las consecuencias de ello.
 
 
Llamo a Rebeca con la intención de ver si ella puede arrojar algo de luz a mis tinieblas mentales. Hay una mínima posibilidad de que los tres nos hubiéramos ido juntos, si, ya sé que la posibilidad es minúscula, pero si estuvierais en mi situación, ¿no os gustaría salir de dudas?
Al quinto tono, oigo la voz de camionero resacoso de mi amiga.
 
¿Olivia?
¿Estabas dormida?
¡No que va, no estaba dormida, estaba inconsciente! ¿Qué hora es?
Es la una de la tarde —contesto mirando el reloj.
¡Oh joder, solo llevo durmiendo cinco horas! ¡Más te vale que lo que sea que te ha llevado a despertarme sea importante! —Refunfuña— Desembucha.
Bueno, lo cierto es que creí que me habías llamado tú. Tengo dos llamadas perdidas tuyas en el móvil y por eso te he llamado.
Pues no tengo ni idea Olivia, ahora mismo no me acuerdo de nada. Hasta dentro de unas horas ni siquiera seré persona ¿me entiendes?
Oye… ¿Me acompañaste tú a casa? —Suelto de golpe.
No. Daniel entró a la cervecería a por tus cosas. Me dijo que no te encontrabas bien y que te acompañaría a casa. Ahora lo recuerdo, fue por eso por lo que te llamé, para saber que había pasado con el jefe.
¡Ojalá supiera lo que pasó esta madrugada Rebeca, pero me temo que no me acuerdo de nada! Lo último que recuerdo es haberle vomitado encima cuando estábamos fuera de la cervecería. ¿Entonces no nos acompañaste?
Ya te dije que no pesada…
¿Estás segura? A lo mejor tampoco te acuerdas…
Estoy segura Olivia, Daniel y tu os fuisteis en taxi, yo me fui con Paul y los demás siguieron de fiesta. Ahora déjame seguir durmiendo o iré a tu casa y te daré una paliza. Me vuelvo muy agresiva cuando no me dejan dormir. Te llamo más tarde ¿vale? —Y cuelga sin más, sin dejarme disculparme siquiera por haberla despertado.
 
 

Desolada por toda la inquietud que siento en mi interior, paseo de un lado a otro del apartamento. ¿Por qué tienen que pasarme estas cosas a mi? Joder, parezco un imán para los desastres, sobretodo con él. Me siento fatal, pero no solo por el hecho de no recordar, también me siento fatal físicamente. Supongo que ya sabréis lo que es tener una resaca del copón ¿no? Pues así me encuentro yo. Y encima no tengo experiencia en ello, porque como también es mi primera vez en esto… Pues que le vamos a hacer. ¡Jamás de los jamás volveré a beber! Ya, yo tampoco me lo creo, pero en mi estado actual, es lo único que se me ocurre pensar.
 
Dios, como me apetece beber una coca cola y comer comida grasienta. Cojo el teléfono y marco al restaurante de comida rápida que hay dos manzanas más arriba de la mía, hago un pedido como para tres días y me siento en el sofá a esperar.
Cuarenta y cinco minutos más tarde, tengo la mesa repleta de comida con montones de grasa saturadas que probablemente mañana me arrepienta de haber comido, pero el cuerpo me lo pide. Y el cuerpo es muy sabio ¿no?, pues a comer se ha dicho.
Mientras como, veo la televisión. Bueno, en realidad ni la veo ni la escucho. Mi mente sigue divagando sin obtener ningún resultado. No sé ni para que me molesto en forzarla a recordar si está claro que no voy a conseguir nada, así que al final desisto de pura frustración. Lo que sea que haya pasado, no puedo borrarlo como si fuera un archivo no deseado así que, ¿para qué seguir volviéndome loca?
 
Con el estómago lleno de comida basura, me tumbo en el sofá y me tapo con una manta, no es que esté frío porque estamos en pleno mes de agosto, pero es que yo soy una de esas personas que cuando está tirada en el sofá tiene que taparse, porque sino es como si me faltase algo. Pues eso, cuando ya estoy acomodada, bajo el volumen del televisor y me quedo frita en cero coma.
A pesar de dormir prácticamente toda la tarde, cuando me despierto, me sigo sintiendo como si el camión de la basura me hubiese pasado por encima un millón de veces. ¿Cuánto tarda una persona en recuperarse de los excesos del alcohol? Porque madre mía, yo no puedo ni moverme. Incluso me parece que estoy peor que esta mañana cuando me desperté, vaya tela. En serio, si vuelvo a beber, por favor, dadme unas collejas.
Me levanto del sofá y arrastrando los pies porque la verdad me pesan tanto que no puedo con ellos, me voy al dormitorio. Si, lo sé, soy la hostia. Me levanto de un sitio para tumbarme en otro, pero es lo que hay. El desastre que reina en el salón me produce tal dolor en los ojos ( es que soy muy maniática con el orden ), que o salgo de él o me pondré a limpiar como una loca. Y la verdad, que no tengo ni fuerzas ni ganas. Hoy, me la suda todo. O casi todo.
 
Estiro un poco las sábanas de mi cama, recojo el montón de ropa que esta a los pies de ésta para llevarlo al cubo de la ropa sucia y me preparo para volver a dormir. Si, si, como lo oís, voy a seguir durmiendo, ( estado marmota modo on ).
Me despierto varias veces durante la noche, principalmente para beber agua porque tengo la boca más seca que el desierto del Sahara, pero la última vez que me desperté, no fue por mis necesidades fisiológicas, ¿o si? El caso es que estaba teniendo un sueño erótico en el que los protagonistas éramos tres personas. Mi jefe Daniel Dempsey, Jack Sparrow ( el tío que me puso cardíaca con sus miradas en la última reunión del club ), y una servidora. «Yo estaba apoyada en el respaldo de un sillón de cuero negro, completamente desnuda. Arrodillado ante mi y metido entre mis piernas, estaba el señor Dempsey, que con su lengua, obraba maravillas entre mis pliegues femeninos. Detrás de mi, el hombre misterioso del club sujetando firmemente mis caderas para adentrarse en mi con fuertes estocadas. Mi cara, era el vivo reflejo de una mujer entregada a la lujuria carnal. En mis ojos, brillaba el deseo y de mi boca, salían roncos gemidos de placer».
 
 Lo que me estaban haciendo era tan real en mi mente, que juro que me desperté en mitad de un orgasmo bestial y con la mano metida entre mis bragas. Cuando bajé de la nube en la que me encontraba, fui consciente de lo que había hecho. Me había masturbado mientras dormía a causa de las imágenes tan vívidas que dominaba mi subconsciente. ¡Qué fuerteeee! Pero eso, no fue lo que me mantuvo despierta durante un buen rato incapaz de volver a conciliar el sueño, que va. Fue el haber tenido a mi jefe arrodillado ante mi y verme a mi disfrutando de ello. ¿Qué leches significaba eso? No tengo ni idea, pero ya os imaginaréis las vueltas que le di al coco para dar con la respuesta. Obviamente, me quedé igual que estaba, sin tener ni pajolera idea.
 
El domingo por la mañana, me despierto de muy buen humor. Me ruborizo recordando el magnifico sueño donde dos hombres, ambos imponentes, estaban a mi merced y haciéndome aquello que tanto me gusta. ¡Pero que guarrindonga soy…! Me desperezo. La cabeza ya no me duele y parece que me encuentro mucho mejor, la resaca va desapareciendo de mi cuerpo al igual que el alcohol ingerido el viernes. Todavía no me he levantado cuando oigo un ruido parecido al que hace una puerta al cerrarse de golpe. Me quedo quieta, escuchando atentamente y, percibo claramente los pasos que se acercan a mi habitación. ¡Hostia puta, hay un ladrón merodeando por mi casa y ahora viene hacia aquí! Me entra el caguele, ¿qué hago? Miro al suelo y cojo lo primero que veo. Uno de mis zapatos de finísimo tacón. Un tacón de aguja puede ser un buen arma para defenderse del ataque de un intruso ¿no?
Sentada en mi cama, con el zapato en la manos, miro fijamente la puerta, esperando el momento en que esta se abra y aparezca el extraño…
 
 

 

 
 


10 comentarios:

  1. Aggggggg ¡Qué se abra esa puerta! Jajajaja no me dejes así. Madre mía, siempre igual, me encanta. Me paso leyendo tus relatos siempre con una sonrisa en la boca. Me alegras las mañanas. Un besillo.

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    1. jajjaja No sabes lo que me gusta que leas la historia con una sonrisa, muchas gracias por tus comentarios María, tu también alegras mis días con ellos!!
      Besin ;)

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  2. Ainssss qué malos son los excesos!! jajajaja. La resaca es el precio que hay que pagar por la juerga, pero tampoco creo que se merezca un robo, no? Como dice María... que se abra esa puerta yaaaaa jajajajajaa.

    Genial como siempre, Virginia :)

    Besitos!!

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    1. jajja Muchas gracias Julia si, los excesos se pagan es lo que hay!! La puerta se abrirá prontito más pronto de lo que pensáis!!
      Besin :)

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  3. Me ha encantado!! es genial, fenomenal narrado !!
    un besote, Virginia!

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  4. A mí me parece que a Olivia le gusta bastante Daniel ¿eh? Porque para tener ese sueño... y me parece a mí que... ¡mejor me callo! Jajaja. No puedo esperar más para leer el siguiente capítulo porque quiero saber quién ha entrado sin su permiso en su casa.

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    1. Por supuesto que le gusta Daniel, lo que pasa que aún no es consciente de ello!! Jajajaja
      Gracias :))

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  5. jajajaja como yo leí dos capitulos mas actual se que ha estado con Daniel y que se enamoró de él , pero entra el ogro en su habiatación ahora ? intriga total .....Un saludo

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    1. Jajajaja si María del Carmen, creo que tu has empezado la casa por el tejado!! Jajajaja
      Gracias Besin:))

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