martes, 3 de noviembre de 2015

R.D.C. ¿CUMPLEAÑOS FELIZ?

 
 
 
 
 
Treinta y tres primaveras, o como dirían algunas personas mayores, la edad de Cristo, esos, son los años que cumplo hoy. Se dicen pronto, pero son un puñao de años, al menos para mi, que me doy cuenta que me estoy haciendo mayor, habiéndome perdido muchas cosas importantes en la vida. Como por ejemplo, no haber tenido durante mi adolescencia, ni ahora, salvo por Rebeca, un grupo de amigas, con las que poder haber compartido conversaciones, de música, cine, libros y los más importante, chicos. Esas amigas, con las que te desahogas cuando sufres mal de amores, o a las que les cuentas tu primera vez, y todas esas cosas que se sufren de jóvenes, y de no tan jóvenes, por que en mi caso, el mal de amores lo estoy padeciendo actualmente. Que triste ¿verdad?
 
Y aquí estoy, dándole vueltas al coco, en un restaurante estupendo, mientras mi amiga, la única que tengo, se acicala en el baño. Lo cierto es que, durante el transcurso de la cena, ella no ha dejado que me viniera abajo en ningún momento. Cada vez que veía que me quedaba callada y pensativa, rápido empezaba a hablar y a contarme historias para que dejara de pensar y, haciéndome hasta llorar de risa. Estoy encantada de haberla conocido, es una grandísima persona y, me alegra que en momentos especiales como el de hoy, esté a mi lado.
 
Hemos cenado muy bien, platos exquisitos que de no haber venido aquí, no los hubiéramos probado ni de coña. Platos como el “Ratatouille”, que está compuesto por varias hortalizas y que perfectamente podría ser un plato vegetariano, o “Confit de pato”, elaborado con pato asado y que según nos ha comentado el camarero, tarda casi tres días en estar listo, porque el pato se unta en sal y en ajo y se deja macerar durante treinta y seis hora más o menos. El postre, estaba cojonudo. Hemos probado “La Tarte Tatín”, básicamente una tarta de manzana normal con la diferencia de que los trozos de mazana, están caramelizados con azúcar y mantequilla. Todo, absolutamente todo, estaba para chuparse los dedos, hasta el vino, y mira que yo no soy mucho de vinos, pero tengo que reconocer, que el que nos recomendó el camarero, estaba delicioso.
 
Hemos visto a una actriz super famosa y que ahora está muy de moda. Salió en la última película de Brad Pitt, me gustaría poder deciros cómo se llama, pero en realidad no me acuerdo. Supe que era ella, porque Rebeca se ha puesto a dar palmadas como una loca y me ha contado su vida casi sin respirar y en susurros, para que los comensales que estaban a nuestro alrededor, no la oyeran. Ahora, estoy esperando a que la presumida de mi amiga, salga del baño para poder irnos a la cervecería a tomarnos una copas con los compis. Lleva una eternidad metida allí dentro, ¿qué narices estará haciendo? Con lo guapa que es, no creo que necesite hacerse demasiados retoques para impresionar a nadie, su belleza salta a la vista por si sola.
 
Una vez que la ratita presumida, llega a la mesa, y sin que yo me lo espere, saca de su bolso un paquete envuelto en papel de regalo y, me lo tiende. Sorprendida por ese gesto, la miro y los ojos se me llenan de lágrimas. Ella me anima a abrirlo, también está emocionada, supongo que por ver mi cara de sorpresa y mi reacción. Son unos pendientes negros, de azabache, en forma de media luna y preciosos, una autentica pasada. Le doy las gracias y, me los pongo allí mismo. Después de este momento super especial para mi, el camarero nos trae una copa de cava y, brindamos porque ésta, sea la primera de muchas celebraciones juntas.
 
Ligeramente mareadas por el vino y el cava, salios del restaurante. Paramos un taxi para que nos lleve a la cervecería, ya que ésta nos queda un poco lejos como para ir andando. Según nos vamos acercando a nuestro destino, me voy poniendo cada vez más nerviosa. ¿Y si el señor “soy un ogro” ha decidido venir a pasar el fin de semana en Manhattan y está con los compañeros en el Indiana? Prometo que en todo el día ni siquiera me había parado a pensar en ésa posibilidad, hasta ahora. ¿Cuál sería mi reacción de verlo allí? ¿Tendría las agallas suficientes como para acercarme a él y arreglar el estropicio que provoqué la semana pasada? Si, claro que si. Estos días han sido bastante duros para mi sin haber tenido noticias de él y, si fuera posible, me gustaría enmendar mi error.
 
El taxi nos deja frente a la puerta de la cervecería. Como cada viernes, ésta, está a tope de gente, y mi amiga y yo, tenemos que hacer malabarismos para llegar al fondo del bar, que es donde habitualmente nos ponemos. Pero allí, no hay nadie, ¿habrán cambiado de planes nuestros compañeros en el último momento sin comentárnoslo? Nos miramos y, extrañadas, nos acercamos a la barra para preguntarle a Charly ( el dueño del bar ), si no han estado por allí o, si sabe algo. Él nos dice que no, que no tiene ni idea. Pedimos unas cervezas y, esperamos durante un rato a ver si aparecen.
 
Poco tiempo después, Charly se acerca a nosotras y dándonos la llave del almacén, nos pide que si por favor, podemos traerle unas cajas de cartón que tiene sobre unas baldas de madera, éstas tienen vasos y los necesita urgentemente. Le decimos que por supuesto, y vamos al almacén. Una vez que Rebeca abre la puerta y, enciende la luz oigo: ¡¡SORPRESA!! ¡Ostras, me han organizado una fiesta sorpresa! ¡Esto si que no me lo esperaba!
 
Miro a Rebeca, no me cabe ninguna duda de que ella es la artífice de esta fiesta sorpresa y, la abrazo emocionada dándole las gracias. Nunca me había emocionado tanto el día de mi cumpleaños, recordaré éste el resto de mis días. Paseo la mirada por el almacén, hay globos de colores, serpentinas y, hasta confeti, y como no, una maravillosa tarta en tonos rosas muy cuqui, colocada encima de una improvisada mesa, no se les ha olvidado ningún detalle. Miro a mis compañeros agradecida, uno a uno, se acercan a mi para felicitarme y darme besos, ¡son la caña!
 
Estoy encantada, o mejor dicho, lo estaba antes de posar mis ojos en el hombre que está apoyado en unas cajas con una pelirroja despampanante. Si, él también está allí y, por lo visto con muy buena compañía. Su mirada fría y distante, hace que se me caiga el alma a los pies. ¿Qué coño hace aquí con ésa? ¿Tenía que presentarse con ella precisamente hoy? La imagen de ellos dos coqueteando, me enfurece y, me entran unas ganas locas de empezar a partir piernas, pero sólo las de ellos dos. ¡Pero que cabrón es este tío joder! Acaba de fastidiarme la sorpresa que mis compañeros se molestaron en organizar! ¿Qué mierda pintan ellos aquí? De verdad que no lo entiendo.
 
Rebeca, que se da cuenta de lo que sucede, se pone a mi lado y, cogiéndome la mano, la aprieta para infundirme ánimos y, con su mirada, me advierte que no la lie. Asiento, para que esté tranquila, por muchas ganas que tenga de cargármelos, no lo haré. Primero, porque no soy esa clase de persona, y segundo, porque ninguno de mis compañeros se lo merece. Lo único que quiero, es que el tiempo pase rápido para poder largarme de allí y, poder ir a mi casa a rumiar el dolor que me causa ver a Daniel con otra, en plan, ¡estamos más salidos que el pico de una mesa!
 
No sé de donde, pero consigo sacar las fuerzas suficientes para seguir con la celebración como si nada pasara. Hablo, río, bailo y, hasta canto una canción a grito pelao que me ayuda a deshacerme de parte de la rabia que llevo dentro. Si, también puedo ser buenísima fingiendo y, aparentando indiferencia, aunque la procesión vaya por dentro.
 
 
¿Cómo lo llevas? —Me susurra Rebeca.
 

¿Tu qué crees? ¿A ti te parece normal lo de esta tío? ¿Sabías qué él iba a estar aquí?
 

No, no me parece normal, y no, no sabía que vendría. Eres mi amiga Olivia, ¿no te parece que de haberlo sabido, te lo hubiera dicho?
 

Ya, lo siento. ¡Joder, es que tengo una mala hostia encima que flipas! No sé que pretende, pero me está haciendo mucho daño, demasiado.
 

Lo siento cielo, menuda sorpresa ¿eh? El muy idiota se ha cargado tu fiesta, ¡menudo capullo! ¿Por qué narices no van a restregarse a otra parte? Al menos así dejarían de dar el espectáculo joder. Lo siento amiga, pero yo también estoy cabreada.
 

Ya lo veo ya…
 
Durante unos minutos que me parecen eternos, me quedo aislada del resto del grupo por culpa de mis pensamientos. Entonces, lo veo acercarse a mi, con paso tranquilo, las manos en los bolsillos y con esa sonrisa de perdona vidas dibujada en su cara que me dan ganas de arrancarle hasta los dientes.
 
Feliz cumpleaños señorita Murray... —me dice poniéndose frente a mi.
No me puedo creer, que tengas los santos cojones de acercarte a mi para felicitarme…
¿Y por qué no iba a hacerlo? Tengo por norma felicitar el día de su cumpleaños a las personas que trabajan para mi.
Ya veo… Pues me doy por felicitada, ¡así que aire!
¿Aire?
Si señor Dempsey, aire, ¡esfúmese y déjeme en paz!
¿Estás molesta por algo Olivia? —Me pregunta con retintín…
Pues ahora que lo pregunta, si, su sola presencia me molesta —contesto apoyando las manos en la cadera—. ¿Algo qué objetar?
En absoluto. Estás preciosa Olivia… —dice mirándome de pies a cabeza. Sonrío, este tío no tiene remedio. Me giro para alejarme de él pero antes…
Por cierto, señor Dempsey, para usted soy la señorita Murray, recuerde que soy una más de sus empleadas. No vuelva a tutearme —Y entonces, si, me alejo de él temblando de ira.
 
Salgo del almacén y entro en el baño. Necesito calmarme o acabaré liándola muy, muy gorda. ¡Manda narices la jeta que le echa este hombre a la vida! ¿Qué si estoy molesta por algo? ¿En serio? Y pensar que estaba dispuesta a perderme la fiesta de aniversario del “Lust” por no estar con otro tío que no fuer él… Y el muy cabrón va y se presenta aquí con la pelirroja esa para restregármela en las narices… sería una idiota si mañana me quedara en casa. ¡Por supuesto que iré a la fiesta, y por supuesto que haré lo que sea necesario para volver a follarme a Jack Sparrow! Se acabó el estar triste y deprimida. A partir de ahora, pensaré en mi y, solo en mi, y al que no le guste, ¡qué se joda!
 
Decidida a no dejar que éste siga aguándome la fiesta, vuelvo al almacén, pero ni él ni su muñequita están por allí. Por fin se han ido. Ahora, sin su presencia, si que podré disfrutar de mi fiesta…

 
 
 



 
 
 

 
 

 
 
 
 
 
 
 


 
 
 






 
 

 



 
 
 
 
 





 
 

 
 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 

 
 

 

 
 




 
 
 
 

 
 


10 comentarios:

  1. Agggg lo mato, lo mato. Qué ganas de leer la fiesta en el lust. Me tienes super intrigada.
    Un besillo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No me extraña María, es que se ha lucido esta vez eh? jajajaj
      Gracias Besín :)

      Eliminar
  2. Bien Oliviaaaa! Vete a ese aniversario y engánchate a ese Jack! Que le den a ese Daniel...qué cruel....pero creo q ha sido sólo para darle celillos...beso Virginia!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muy cruel Hada Rac, como dice Olivia, es un capullo en toda regla!!
      Gracias Besin :)

      Eliminar
  3. Pero que... mmmm.... arrggg... me estoy reteniendo para no decir ninguna barbaridad. ¿Pero de qué va?
    ¡Eso ella fuerte! Con ganas de saber más ;)
    Besos!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. jajajjajaja Te entiendo Irene, yo también me cabreo mientras lo escribo!! jajajaja
      Gracias Besi :)

      Eliminar
  4. Ainssss espero que Daniel solo pretenda darle celos con la pelirroja y que no esté saliendo con ella. Yo creo que solo pretendía desquitarse, pero ya nos contarás... :)

    Ahora a la fiesta a divertirse y a tener experiencias que la hagan olvidar todo (si puede).

    Buenísimo el capítulo, como siempre.

    Besitos, Virginia!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya veremos Julia, a ver que se me ocurre ajajajja De momento nos vamos de fiesta!! jajaja
      Gracias Besin :)

      Eliminar
  5. Virginia es una escena de celos. nada más. ¿Pregunto vas escribiendo sobre la marcha o la tienes ya escrita esta historia? voy a comer seguiré mas tarde

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola María del Carmen, no tengo escrita la historia, lo voy haciendo sobre la marcha. En mi cabeza, tengo una idea clara de lo que quiero contar, lo difícil es plasmarlo con letras jajajaja
      Gracias Besin:)

      Eliminar