Tengo
los nervios instalados en mi estómago desde el miércoles por la
noche cuando al llegar a casa y abrí el buzón, vi la invitación
para la nueva reunión del “Lust”. Esta vez, será una reunión
distinta porque será temática. Los organizadores, han decidido que
mañana sábado, la antigua Grecia esté ubicada en un ático en el
edificio “Comcast Center”, que antiguamente era un hotel o algo
así, y ahora es prácticamente el centro de operaciones de la
compañía de televisión “comcast”.
Esta
vez, viajaré en mi coche, el trayecto apenas dura dos horas y me
apetece conducir. Además, no será necesario que reserve habitación
en ningún hotel porque saldré mañana por la mañana temprano y no
tengo intención de quedarme a pasar la noche. Aunque bueno,
pensándolo bien, una nunca sabe lo que puede pasar y quizá lo
conveniente sería buscar algo cerca por si las moscas.
Después
de comer, como tengo tiempo, busco por internet una tienda de
disfraces para poder alquilar algo para la reunión. La invitación
pone que la vestimenta para esa noche es optativa, que no es
obligatorio acudir a la reunión vestida de griega, pero que leches,
ya que se hace una fiesta temática, que menos que presentarse con un
buen disfraz ¿no? Pero tras mirar varias páginas, no veo nada que
me satisfaga y mi estado de ánimo decae un poco, me haría mucha
ilusión ir vestida de griega a la reunión, pero por lo que veo, va
a ser que no.
Una
vez terminada la jornada laboral, me despido de mis compañeros en la
calle. Rebeca insiste para que esta noche me reúna con ellos en la
cervecería “Indiana”, pero le contesto que tengo cosas que hacer
y, omito comentarle que el fin de semana estaré fuera, para tener
que ahorrarme un interrogatorio de tercer grado el lunes en la
oficina.
Pensativa,
camino hacia casa, y entonces recuerdo que en las vacaciones pasadas,
me compré en Ibiza ( España ) una camisola de raso blanco y que
nunca me he puesto que podría servirme para la fiesta temática. Es
lisa sin ningún tipo de adorno y creo recordar que se anudaba en el
hombro izquierdo y dejaba prácticamente toda la espalda al
descubierto. Si, cuanto más lo pienso, más me convenzo de que sería
un vestido de griega muy sexy.
Ya
en casa, busco dicha camisola y me la pruebo. Me queda bien, pero no
acaba de entusiasmarme, le falta algo… Busco en los cajones de la
cómoda por si pudiera tener algo olvidado en ellos que pudiera
servirme como complemento, y siii, tengo un fular de lentejuelas rojo
que el amigo invisible me regaló en las navidades pasadas en la
oficina. Me pongo frente al espejo y me lo coloco en la cintura a
modo de fajín y me gusta. Con los zapatos de tacón rojo y con unos
pendientes del mismo color, será el atuendo perfecto para la
reunión.
Saco
la mini maleta de viaje del armario, y dispongo en esta todo lo
necesario para el fin de semana. Una vez listo y ya más animada
porque por fin podré ir como quería a la reunión, me relajo en el
sofá.
Lo
cierto es que estoy ansiosa porque llegue mañana, no veo la hora en
ponerme al volante y conducir hasta Filadélfia. Siento la imperiosa
necesidad de salir de Manhattan y olvidarme de todo, aunque solo sea
por un día. Desde el martes por la noche, no he vuelto a saber nada
del señor “soy un ogro” y probablemente sea ese el motivo de que
esté más tranquila, tanto que no he malgastado ni un minuto de mi
tiempo en pensar en él. Hasta ahora. También puede ser que el que
no haya pensado en él se deba a que mi mente estaba totalmente
ocupada en preparar el fin de semana, aunque quiero creer que
realmente lo que él haga o deje de hacer me importa una mierda.
Como
no tengo sueño debido a los nervios y a la excitación por la
reunión de mañana, decido pintarme las uñas de los pies de rojo
pasión, para que hagan juego con el color que me podré en los
labios mañana por la noche. Por cierto… ¿Irá jack Sparrow a la
reunión de mañana? ¡Dios, mi cabeza empieza a imaginarse a ese
misterioso hombre vestido de griego y me entran sofocos! Ojalá vaya,
y ojalá quiera jugar conmigo toda la noche…
El
sonido del teléfono me saca de mis pensamientos eróticos. Suena en
alguna parte, pero no tengo ni idea de dónde coño lo he dejado.
Extrañada porque alguien me llame a estas horas, lo busco como una
loca sin dar con él. ¿Dónde narices lo habré puesto? Vuelve a
sonar y esta vez me quedo quieta con la intención de distinguir bien
de donde viene el sonido. Asomo la cabeza en mi habitación y ¡bingo!
El teléfono está encima de la cómoda, pero ya ha dejado de sonar.
En cuanto lo cojo para ver de quien es la llamada perdida, me entra
un mensaje del contestador y lo escucho.
— «Olivia
por favor, coge el teléfono, solo quiero disculparme por mi
comportamiento del martes y no me parece correcto hacerlo mediante un
mensaje de voz».
El
cosquilleo que su voz provoca en mis terminaciones nerviosas me
alucina y me asusta a la vez. ¿Qué leches significa esto? No quiero
pensar la respuesta porque saberla también me asusta. ¿De verdad
querrá disculparse, o solo sera una estratagema para que conteste a
su llamada? Lo cierto es que, si no le he contestado, no ha sido
porque no haya querido, si no porque no sabia dónde estaba el puto
teléfono. Cuando vuelve a sonar y veo que es él otra vez, no me lo
pienso y contesto.
— Señor
Dempsey… —Digo de mala gana.
— Olivia,
no cuelgues hasta que no haya terminado de hablar ¿entendido? —
Mal empezamos, está claro que dar órdenes es lo que mejor se le da.
¿Está nervioso, o me lo parece a mi? Oigamos lo que tiene que
decir, quizá este sea un buen momento para que yo empiece a jugar.
— Soy
toda oídos Daniel… —Si, le he tuteado, mi intención es dejarlo
un poco descolocado. Y parece que lo consigo, porque tarde un buen
rato en volver a hablar. Oigo un suspiro prolongado al otro lado de
la línea.
— Olivia,
he estado dándole vueltas a lo que me dijiste el martes en tu casa y
tienes toda la razón. Soy un cretino arrogante, y engreído. Estoy
acostumbrado a que la gente me bese el culo, y a que las mujeres me
hagan ojitos y se rindan a mis pies en cuanto me cruzo en sus
caminos. Pero llegas tú, con tu uniforme de señorita Rotenmeyer,
con tu ironía, con tu lengua mordaz, con tu mirada desafiante, con
toda ese aura de ángel o demonio que te rodea, y me desarmas, te
juro que me desarmas. Y entonces empiezo a desearte, a querer que te
fijes en Daniel y no en el señor Dempsey, a querer que, aunque sea
solo por una vez, me des la oportunidad de mostrarme ante ti como
realmente soy. Pero eres tan cabezota, y estás siempre tan a la
defensiva, que solo consigo que me prestes atención cuando soy borde
contigo. Me encanta cuando te enfrentas a mi, cuando demuestras no
tenerme ningún miedo por ser quien soy, me encanta lo apasionada que
eres en nuestros enfrentamientos. Sé que sonará fatal lo que voy a
decirte, pero quiero ser sincero contigo. Ridiculizarte y humillarte,
me da placer, porque en esos momentos, toda tu atención está puesta
en mi y en nadie más. —Se queda callado, y yo, pues que queréis
que os diga, decir que estoy a punto de que me de un parraque es
quedarse corta. Joder, no tengo palabras para explicar lo que en
estos momentos pasa por mi cabeza.— Lo siento, de veras que siento
haberme comportado así contigo, y entiendo perfectamente que creas
que soy la peor persona del mundo, estás en todo tu derecho porque
así te lo he demostrado. Te prometo que no volverá a ocurrir, nunca
más volveré a molestarte. Solo espero que algún día puedas
perdonarme. Y ahora, como ya he dicho todo lo que tenía que decir,
puedes colgar. —Y lo hago, corto la llamada sin decir ni mu.
Pues
si, cuelgo el teléfono, porque sinceramente no tengo ni idea que
contestarle, su parrafada me ha dejado fuera de bolos y ahora mismo
no sé ni que pensar y es obvio que tampoco sé que decir. ¿Serán
ciertas sus palabras? Joder, tengo la cabeza echa un lío. Quiero
creerle cuando dice que no volverá a ocurrir, pero le conozco tan
bien que estoy completamente segura que no cumplirá su promesa.
¿Quiero yo que la cumpla? Pues no sabría que decir…
En
la cama no paro de dar vueltas, sus palabras vuelven a mi cabeza una
y otra vez y que queréis que os diga, me siento mal por haberle
colgado el teléfono sin haber dicho nada de nada, así que decido
enviarle un mensaje de texto para aliviar mi conciencia.
— «Hola.
Sé que ha sido grosero por mi parte colgarte sin más, la verdad que
no esperaba que me dijeras todas esas cosas y no supe que decir.
Ahora más tranquila y después de haber meditado en ellas, te doy
las gracias por haber reconocido que tu comportamiento conmigo no fue
el correcto, aunque a ti te cause placer, a mi me hace daño. Quiero
creerte cuando dices que no volverá a ocurrir, pero perdoname que lo
dude ( te conozco demasiado bien ), y sé que a la mínima de cambio
volverás a las andadas, tengo claro que para ti, esto es un juego
más, y quiero que tu tengas clara una cosa, que yo, soy una
contrincante dura de pelar y que no daré mi brazo a torcer, así que
si quieres seguir jugando, prepárate para perder, porque conmigo no
tendrás ni la más mínima oportunidad de ganar». —Releo el
mensaje, y al hacerlo, soy consciente de que prácticamente lo he
desafiado a seguir jugando, ¿cogerá él el guante que le he
lanzado? Espero que si, porque lo cierto es que me encanta jugar. Le
doy a la tecla de enviar y ya no hay marcha atrás.
El
sábado por la mañana conduzco hasta Filadéldia dejando atrás
todos mis malos rollos,dispuesta a disfrutar de lo que está por
venir. Llego sobre las doce de la mañana al pequeño hostal que está
cerca del edificio “Comcast Center”, y una vez que dejo mis cosas
en la modesta habitación, salgo a dar un vuelta por esta maravillosa
ciudad. Pero no lo hago como Olivia Murray, si no como “La reina de
corazones”, he creído conveniente que Olivia también se quedará
en Manhattan, ella solo conseguiría minarme la moral con sus
comeduras de tarro.
Disfruto
de una ensalada de pasta en la terraza de un precioso restaurante, y
mientras me tomo una infusión de menta, empiezo a plantearme la
posibilidad de que sea yo misma, la que se acerque al hombre
misterioso esta noche en el caso de que él estuviera en la reunión.
¿Seré capaz de hacerlo? Quizá como olivia Murray no me acercaría
a él ni de coña, pero ¿qué me decís de “La reina de
corazones”? ¿Conseguirá mi otra yo que Jack Sparrow me siga el
juego? Ver veremos dijo un ciego…
Qué cuqui este Daniel! Me gusta el dulce y me gusta el juguetón...a ver qué le parece al Sr. Dempsey ese mensajito de Olivia, o de la Reina de Corazones, que por cierto se va entusiasmadisima a esa fiesta.. Joder, cómo me gusta esta historia, Virginia! Encima le pones unos toques en los que me parto de risa "a punto de que me de un parraque" jajajaja! Espero la continuación con muuuuuchas ganas! Besos!
ResponderEliminarAngel y Demonio es este hombre jajjajaja Me alegro de que te lo pases bien leyendo esta historia!!
EliminarGracias Besin :)
Ay, ay ay, que me va a dar un parraque como a Olivia. Deseando estoy de que vaya a la reunión a ver que pasa. De su nuevo encuentro con el señor ogro. Ayyyy que me tines enganchadita a tus letras.
ResponderEliminarUn besillo.
jajajjja Vaya dos patas para un banco eh Maria? ajjaja
EliminarMe encantan vuestros comentarios!!
Gracias Besin :)
La reunión guarda una sorpresita, ¿verdad?, ¿verdad? jajaja
ResponderEliminarMe encanta Virginia!!!
Besos.
jajjajaja No sé en que estarás pensando Irene, pero yo no voy a decir ni mu!! jajajjaja
EliminarGracias Besin :)
Buena nota la dejar a Olivia y llevarse a "La reina de corazones" en su lugar, disfrutará mejor de su encuentro. Que divertido, esta Olivia está en todo.
ResponderEliminarMuy interesante Virginia.
Besitos.
Claro mila, si Olivia iba a ese viaje seguro que le daría demasiadas vueltas a la cabeza, mejor solo con la Reina de corazones!!
EliminarGracias Besin :)
Pobre Daniel, creo que a pesar de su pose de hombre duro en realidad está hecho polvo jajajajjaa. Olivia es mucha Olivia!! :D
ResponderEliminarVeremos qué nuevas sorpresas nos depara esta reunión, estoy deseando saber!!
Genial como siempre, Virginia.
Besitos de lunes festivo!!
Es lo que les pasa a los tipos que van de durillos Julia que luego son un cacho de pan!!
ResponderEliminarGracias Besin :)
Opino como Julia, a pesar de lo que Daniel nos deja ver parece que está hecho polvo. Eso sí, vaaaaya pena que me ha dado al leer lo que él le ha dicho escuchando una canción lenta D:
ResponderEliminarAins. Me da mucha pena, la verdad. Pero me gusta que Olivia siga en sus treces y no caiga tan rápido ante él. ¡Tiene que hacerse valer, hombre! Y lo hace muy bien jeje.
Claro que está hecho polvo, está enamorado hasta las trancas y no sabe cómo actuar con la cabezota de Olivia!! Jajajaja
EliminarGracias Besin :)
Este hombre sabe bien jugar a duro y demuestra ser blando, ya veremos ella como se hace valer. Siempre cierras el capítulo para que deseemos leer mas jajajja Un abrazo
ResponderEliminarEste hombre es un cacho de pan María del Carmen, eso sí, a veces un pan duro y un pelín cruel, pero está enamorado y no consigue que Olivia ceda así que... sólo le queda la opción de jugar!! Jajajaja
EliminarGracias Besin :)