Entradas populares

miércoles, 18 de noviembre de 2015

R.D.C. SORPRESA INESPERADA

 
 
 
 
 
 
Vaya… Esto si que es… Vaya… ¿Pero qué…? ¿Cómo…? ¿Cuándo…? «¡Por el amor de Dios Olivia, reacciona!—Me digo». Tengo frente a mi a ese hombre que me quita el sueño, a ese hombre del que estoy loca y, perdidamente enamorada, ese hombre, al que estaba deseando tener a mi lado para poder decirle que… Está tan increíblemente guapo con su traje negro, camisa blanca y corbata… La música sigue sonando, pero yo soy incapaz de moverme, solo puedo mirarle y sonreír como una boba, es un sueño hecho realidad, él está aquí, y yo, me he quedado en trance por la impresión de verlo. No me lo esperaba, ha sido una sorpresa, una agradable y maravillosa sorpresa.
 
Es él quien finalmente toma la iniciativa y se acerca a mi, no dice nada, simplemente me toma de la mano y, hace que me mueva al son de la música. Sigo sus pasos por inercia, no podría hacerlo de otra forma. Si en mi estado normal ya soy una patosa, en esta situación, no es para menos, no doy pie con bola. Pega su mejilla a la mía y con una de sus manos, acaricia mi espalda con movimientos lentos. El roce de sus dedos en mi piel me pone el bello de punta y en mi vientre, aparece ese cosquilleo que siento siempre que estoy con él. ¿Qué me has hecho Daniel Dempsey? Me separo unos centímetros, quiero ver sus ojos y cuando lo hago, veo la emoción y, el deseo reflejado en ellos. «Si, yo también te deseo señor “soy un ogro”—Pienso». Nos miramos durante unos segundos interminables y, como dos imanes que se atraen, nuestra bocas se funden en una sola, se saborean, se exploran, se calientan… Rodeo su cuello con mis brazos y me pego a él, no me importa nada, ni la gente, ni la música, ni nada, solo me importa sentirlo, tenerlo cerca de mi.
 
Somos incapaces de separar nuestros labios, ahora que se han encontrado y se han reconocido, nos es imposible hacerlo. Su lengua recorre mi labio inferior y lo mordisquea, ¡Dios, estoy deseando arrancarle la ropa y tenerlo dentro de mi! Ha pasado tanto tiempo desde nuestra primera vez, que no veo el momento de volver a hacerlo mío y, poseer su alma como el ha poseído la mía. Quiero que nuestros cuerpos también se reconozcan, igual que lo están haciendo nuestras bocas.
 
 Haciendo un esfuerzo sobrehumano, conseguimos separarnos un poco, para coger aire y calmar nuestra respiraciones agitadas, talmente parece que acabamos de correr un maratón cuando ni siquiera nos hemos movido del sitio. Si, ese es el efecto que causamos el uno en la otra, es tocarnos y arder como hojarasca seca al contacto con una cerilla. Cogidos de la mano, salimos de la pista y buscamos una zona algo más tranquila. Salimos por una de las puertas de la discoteca y damos a una de las terrazas del hotel. Nos sentamos a una mesa y, nos miramos embelesados, yo en él y él en mi, como si fuese la primera vez que nos viésemos. Se nos acerca un camarero al que fulmino con la mirada por romper ese momento tan especial. Pobrecillo sé que solo está haciendo su trabajo, pero no he podido evitarlo, más tarde le pediré disculpas. Pedimos algo de beber y, solo cuando nuestras consumiciones ya están sobre la mesa, empezamos a hablar.
 
 
¿Qué haces aquí Daniel? —Aunque creo que es más que evidente, es lo primero que se me ha ocurrido decir, lo siento, aún sigo perdida en sus besos…
 
Si te dijera que pasaba por aquí no va a colar ¿verdad? —Contesta sonriendo por primera vez desde que nos hemos visto.
 
Va ser que no, esa respuesta no va a colar.
 
¿En serio necesitas que te responda a esa pregunta? —Asiento—. Está bien… Necesitaba verte, te echaba mucho de menos y, aquí estoy, no pude resistir la tentación de venir y probar suerte —me acaricia la mano mientras dice esto último—. Estás preciosa Olivia y, me ha gustado mucho tu recibimiento, no me lo esperaba…
 
Yo tampoco me esperaba levantar la vista y verte allí parado frente a mi, ha sido una sorpresa enorme que, aunque me haya dejado un poco ida, me ha gustado. Confieso que yo también te echaba de menos y si, también tenía ganas de verte… Estos días he estado meditando mucho en lo nuestro, y he llegado a una conclusión. Quiero intentarlo Daniel, quiero que juntos veamos a donde nos lleva esta historia que nos hemos montado. No quiero perder el tiempo comiéndome la cabeza, que pase lo que tenga que pasar…
 
Me alegra oír eso Olivia, estaba dispuesto a todo con tal de recuperarte. Se que el día de tu cumpleaños metí la pata, pero no estuve con ella ¿sabes?, solo la utilicé para darte celos. Con tu reacción al verme con ella me dejaste claro lo que sientes por mi, y cuando me marché de allí, fui consciente de que había metido la pata hasta el fondo. Lo siento mucho nena.
 
Los dos nos hemos equivocado Daniel, hemos tomado decisiones creyendo que eran las más acertadas solo para darnos cuenta de que no era así. Voy a proponerte algo—me mira expectante—. Olvidemos el pasado y empecemos de nuevo ¿quieres?
 
Claro que quiero nena…
 
¿Cuánto tiempo vas a quedarte?—Pregunto curiosa.
 
Hasta el domingo, me iré en el último vuelo.
 
¿Has hecho un viaje de diez horas para pasar un fin de semana conmigo? ¿Estás loco?
 

Si Olivia, estoy loco, loco por ti, las diez horas de vuelo ha merecido la pena, te lo prometo—nos fundimos en un apasionado beso que prolongamos durante bastante tiempo. ¡Dios, somos como lapas!
 
¿Fuiste tú quién me envió la botella de champán verdad?—Asiente— ¿Y por qué no te dejaste ver entonces?
 
Porque estabas muy bien acompañada y, no sabía como ibas a reaccionar en cuanto me vieras. Cuando te vi con esa gente, pensé que a lo mejor ya era demasiado tarde para mi. Uno de esos chicos no dejaba de mirarte y, bueno… Qué quieres que te diga, me puse celoso al imaginarte con uno de ellos…
 
Pero no estoy con ninguno de ellos Daniel, yo ya había tomado mi decisión respecto a ti. Estar con cualquier otro, sería como traicionarte, aunque lo nuestro todavía estuviera en el aire.
 
Oh nena, no sabes las ganas que tenía de tenerte entre mis brazos…—murmura abrazándome fuertemente.
 
Pues ya somos dos—contesto emocionada. Volvemos a besarnos, esta vez, un beso tierno, dulce, de esos que se quedan grabados en la memoria para siempre. No podemos seguir así, si continuamos calentándonos de esta manera, acabaremos follando en cualquier esquina, ademas, aunque lo estoy deseando más que el aire que respiro, creo que todavía no es el momento— ¿Por qué no volvemos dentro, te presento al grupo y, nos divertimos un rato?—Propongo.
 
Como quieras…
 
Venga vamos—le digo poniéndome en pie. Me coge de la mano y entramos de nuevo en la discoteca.
 
Antes de ir con el grupo, paramos en los aseos para que yo pueda refrescarme un poco, estoy demasiado acalorada, y aunque con tanta oscuridad los demás no lo notarían, lo necesito con urgencia, por mi propio bien y por el de Daniel, necesito enfriar mis hormonas.
 
Cuando las chicas me ven, me pegan una bronca del copón. Que si como se me ocurre desaparecer con un desconocido, que podría ser un psicópata, que me voy con cualquiera, etcétera, etcétera. Me giro un poco para que vean que voy acompañada y, se den cuenta que él ha sido testigo de la peazo de broca que me acaban de echar y entonces, se quedan calladas mirándonos a ambos. Sé que estaban preocupadas y por eso se han puesto así, agradezco enormemente su preocupación, tendría que haberlas avisado de que me iba fuera a charlar con Daniel.
 
Antes de hacer la presentaciones, le pregunto a mi “pitufo gruñón” si habla y entiende el español, entonces él, arquea una ceja diciendo ¿lo dudas? Si vale, es cierto que en la pista de baile le pregunto a Carlos si podía bailar conmigo en un español perfecto. Acabo de preguntar una tontería.
 
Chicas...—digo dirigiéndome a ellas— Os presento a Daniel. Daniel, te presento a las chicas, ellas son Sheila, Vanesa, Luz y Begoña—las saluda una a una y, paso a los chicos—. Ellos son, Carlos, Diego, Adán, Fran y Ricardo—También los saluda, y entonces Carlos dice…
 
¡Joder tío eres mi ídolo! Me has dejado alucinado cuando te has puesto a bailar con ella y en un tris te la has llevado fuera, ¡eres un fiera!
 
Si tu supieras… —Le contesta Daniel. Ambos se ríen y a continuación, pedimos una ronda de copas.
 
Me encanta ver como todos tratan a Daniel como si lo conocieran de hace tiempo y, de como éste se los ha metido en el bolsillo casi sin pestañear. Mientras ellos hablan de deportes, las chicas me interrogan.

Pero vamos a ver—me está diciendo Sheila— ¿Entonces tu y él ya os conocíais?
 
¡Claro! ¿Crees que sería capaz de marcharme con un desconocido?
 
¿Y de que lo conoces si puede saberse? En estos días nunca le he visto por aquí…
 
Haber cotillas… Daniel es mi jefe, llevo trabajando para él cinco años y, hace una temporadita que él y yo, digamos que, jugamos y tonteamos, ¿me seguís?—Asienten— Pero hace un par de semanas, tuvimos un mosqueo y dejamos de hablarnos, aunque ya estando aquí, recibí un mensaje suyo en el que me decía que me echaba de menos… Lo que no imaginé, fue que se presentará aquí para intentar arreglar lo nuestro.
 
¡Cómo mola!—dice Luz—Parece una historia sacada de esas novelas románticas que tanto lees Vane…
 
Ya te digo—contesta ésta—si le añadiéramos unas escenitas de sexo erótico, sería la caña.
 
¡Eso no lo verán tus ojos…!—Le digo burlona.
 
Seguimos un rato más disfrutando de la fiesta, que a pesar de lo tarde que es, sigue muy animada. Mi mirada se cruza con la de mi “pitufo gruñón”, que está en la barra charlando animadamente con Adán. «¿Qué le estará contando este hombre?—Me pregunto» Daniel gesticula un montón, como si estuviera tratando de explicarle algo, y éste se ríe y asiente continuamente. El cansancio empieza a hacer mella en mi, hace diez minutos que no paro de bostezar. Tengo tanto sueño que no me extrañaría nada quedarme dormida.

Uyuyuyyy, veo que alguien está a punto de quedarse dormida—la calidez de ese aliento en mi oreja me estremece—. ¿Quieres que nos vayamos?
 
Si por favor, no puedo con el alma… —Nos despedimos del resto y, caminamos hacia los ascensores—. ¿También te hospedas aquí?
 
Si, en la suite del ático… —Llegamos a la planta donde se encuentra mi habitación y salgo—. ¿A dónde te crees que vas Olivia?
 
¿A mi habitación…?
 
¡Oh no nena, no he hecho tantos kilómetros para dormir solo, vuelve aquí!—Y lo hago, retrocedo y vuelvo a meterme en el ascensor. Dos segundos después, empezamos a calentar motores…

 
 
 
 
 
 


 
 
 

 
 

 
 
 


7 comentarios:

  1. Ohhhh ya era hora. Estoy dando saltitos de emoción frente a mi ordenador. No es por quitarle magia al asunto pero estoy deseando ver que pasa con el Lust y el Capitan Jack Sparrow, jijiji.
    Genial.
    Un besillo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. jajajjaja No corras tanto María, que todavía nos podemos llevar alguna sorpresa mayor!! jajajaj
      Gracias Besin :)

      Eliminar
  2. Sabes que ahora todas suspiramos embelesadas, verdad?? jajajajjaa. Qué reencuentro más romántico, me ha encantado!! Ya era hora de que algo saliera bien entre ellos, estoy encantada :))

    Un beso grande, Virginia!!

    ResponderEliminar
  3. ¡Qué remanso de tranquilidad, por dioooos! Ahora que disfruten mientras estan juntos, si es que no aparece Jack Sparrow....por cierto, él no seguirá jugando, no...uf, no me fio...

    Esperaremos, ¡un achuchón, Virgnia!

    ResponderEliminar
  4. Por finnnn consiguen tragarse el orgullo... esperemos que la tregua sea duradera, jeje
    Besos!!! ;)

    ResponderEliminar
  5. Muy bueno sabia yo que aparecería él en sus vacaciones, Mañana másssss.....

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es que la intuición femenina casi nunca falla María del Carmen!! Jajajaja somos casi brujas!!
      Gracias Besin :)

      Eliminar