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viernes, 15 de enero de 2016

R.D.C BLANCO Y EN BOTELLA...


Rebeca sigue mirándome, ya ha conseguido cerrar la boca como señal de asombro y en su lugar, mantiene una de sus cejas arqueada. Un gesto, que quien la conoce, sabe de sobra que es muy habitual en ella cuando está haciéndose una pregunta o, cuando sabe que ha dado en el blanco en algo. Daniel también me mira, y no me extraña, porque acabo de quedar como una idiota con mi atragantón. Rehuyo su mirada, no quiero que se de cuenta del bochorno que siento por no saber disimular nada bien que su contestación, me ha causado asombro y nerviosismo.

¿Estás bien?—Pregunta acariciándome la espalda.
Si, solo me he empapizado, no ha sido nada. Gracias—lo miro y me ruborizo más si cabe al ver esa sonrisa tan típica suya que nunca sé si es de burla o de perdona vidas.
Su mirada es extraña, cómo si supiera exactamente lo que ha pasado. Incluso me parece advertir un gesto de asentimiento y un ligero guiño en su ojo derecho. ¿Imaginará cuales son mis sospechas? ¿Acaso él está facilitando mi investigación? ¿O por el contrario, son solo imaginaciones mías? Rebeca decide abrir la boca en ese preciso momento y, en cuanto escucho lo que sale de ella, me apetece hacerla tragar de nuevo todas sus palabras.

Si amiga, si, blanco y en botella… leche. Parece ser que todas tus suposiciones son ciertas—¡La madre que la parió! ¿Es qué el cerebro ha decidido dejar de funcionarle del todo? La fulmino con la mirada y ella se da cuenta de que ha metido la pata hasta el fondo con sus inoportunas palabras.
¿A qué viene eso?—¡Genial, a ver cómo sale de ésto ella sola, porque lo que es yo, no pienso volver a abrir la puta boca!
¿A qué viene que?—Pregunta haciéndose la loca.
Pues lo que acabas de decir, no lo he pillado...—vuelve su rostro hacia mi y, ahí está otra vez esa sensación de que saber perfectamente de que va la cosa.
Ah bueno, sólo estaba dándole la razón a Olivia en algo que me ha comentado antes...—¡Me cago en la puta! ¡Ésta está buscando que le de un trompazo en toda la boca! ¡Joder, cada vez que la abre sube el pan! ¿No se morderá la lengua?
¿Puedo saber de qué se trataba?—Pregunta mirándome directamente a mi. Yo me cruzo de brazos y miro a mi amiga.
Claro, tampoco es ningún secreto ¿verdad Olivia?—¡Ay Dios, que alguien me sujete porque le arranco la lengua!— Verás, hace un rato, ella me comentaba que como va a estar en San Francisco una temporada, suponía que no podría asistir a la fiesta que todos los años das en navidad aquí, y que era una pena perderse lo del amigo invisible...—¡Ufff, suspiro aliviada y mi corazón vuelve a latir! Tengo que reconocer que la cabrona es buena...—Por eso antes he dicho eso, solo trataba de confirmar sus suposiciones.
¿En serio?—Las dos asentimos—No tenía ni idea de que te gustase tanto la fiesta de navidad—me mira burlón.
Pues si, ¡me encanta!—Por favor, que mala soy fingiendo.
Bueno, aunque estés en San Francisco, puedes venir a nuestra fiesta. No me perdonaría jamás que te perdieras el amigo invisible. Además, yo quiero que estés aquí…
¡Oh Olivia, es estupendo, nuestra primera navidad juntas!—¿Realmente está tan emocionada como parece, o es otra de sus representaciones? Como me toque ella en el amigo invisible, sin ninguna duda le compraré un Oscar y encima se lo grabaré.
Paul se acerca a la mesa y, anima a Daniel a que se una a ellos en una partida de billar, el acepta y por fin volvemos a quedarnos solas las dos. Nos miramos, ella divertida y yo a punto de saltar sobre ella y hacerle un nudo con la lengua para que no pueda volver a pronunciar palabra jamás. ¡Joder, casi consigue me de un infarto y la tía está tan pancha!
¿Es qué te has vuelto loca o que te pasa?—Espeto.
¡Cállate!
¿Qué me calle? Me apetece retorcerte el pescuezo hasta que esa lengua tuya te llegue al suelo. Eres una boca chancla.
Deja de mover tanto las manos y cierra el pico Olivia. Daniel está controlándonos…
¡Genial! Seguro que éste sospecha algo.
¿Por qué lo dices?
Por su forma de mirarme… Tengo la sensación de que sabe de sobra que estoy tras sus pasos…
Puede ser…
¡Joder, esto es una locura! Como Daniel Dempsey sea Jack Sparrow, voy a cagarme en todo lo cagable.
Y yo que creo que en el fondo te encantaría que fuesen la misma persona…
No tienes ni idea. ¿Sabes cómo me sentiría al saber que todo este tiempo he sido engañada deliberadamente? ¿Qué todo este tiempo él sabía perfectamente quién era yo? ¿Qué he estado devanándome los sesos buscando la manera de contarle lo del “Lust” para nada? Me sentiría como una auténtica mierda Rebeca.
Olivia por Dios tranquilízate ¿quieres? No sirve de nada que te pongas así si todavía no tienes nada seguro. Tienes que intentar relajarte y olvidarte del asunto hasta la próxima fiesta del club.
¿Y qué se supone que voy a hacer cuando llegue el momento?
Pues no tengo ni idea, pero algo se nos ocurrirá. De lo que tienes que mentalizarte, es de que ese día, si quieres desenmascararle, tendrás que ir con él a una habitación.
Ni de coña voy a meterme con él en una habitación…
Pues es eso, o que le arranques el antifaz delante de todo el mundo y que los dos quedéis en evidencia. ¿No crees que sería mejor hacerlo en privado?
No lo se… me da miedo estar a solas con él.
¿Tienes miedo de no poder controlar la tentación de follártelo, es eso?—Me quedo como un pasmarote mirándola. ¡Joder, es una bruja deslenguada y loca que me conoce mejor que yo misma! ¿Cómo lo hace?— Olivia, hazme caso y olvídate de todo hasta que llegue el momento. Y cuando éste llegue, simplemente déjate llevar y actúa.
Está bien, lo intentaré. Que lo consiga ya es otro cantar.
Así me gusta, ¿otra cerveza?—miro el reloj y asiento.
Rebeca se acerca a la barra a por un par de cervezas y, al segundo Paul esta a su lado. No son pareja, por lo menos eso ha sido lo que mi amiga me ha contado. Son amigos con algún derecho, menuda gilipollez. Lo único que están haciendo es marear la perdiz y perder el tiempo, se nota a la legua que están pilladísimos el uno por la otra. «Mira quién va a hablar—dice mi conciencia—. La que ha removido cielo y tierra para poner muchos kilómetros de distancia entre ella y el chico del que está perdidamente enamorada». Pues también es verdad, pero en mi caso es necesario, y más ahora, que todo parece complicarse por minutos. ¡Madre mía, estoy fatal! Ahora hasta discuto con mi conciencia, estoy para que me pongan una camisa de esas que se ata a la espalda y me encierren en el loquero.
¿Va todo bien?
¡Perfectamente!
Pues no lo parece…
Daniel, estoy perfectamente, lo que pasa es que tengo demasiadas cosas en la cabeza.
¿Quiere contarme qué es eso que te preocupa?—«¿Quiero? Porque este sería un buen momento para preguntarle a la cara: ¿eres Jack Sparrow?». Pero va a ser que no. Principalmente porque no tengo los ovarios necesarios para hacerlo. «Soy una cobarde».
Ya te dije que estaba bien.
Si tu lo dices...—Dios, estoy empezando a perder la paciencia—. Olivia, ¿sabes que si cambias de opinión respecto a lo de marcharte, estaré encantado de romper ese contrato verdad?
No voy a cambiar de opinión Daniel…
Nena...—dice poniéndose en cuclillas y cogiendo mi cara con ambas manos— No te vayas por favor, sea lo que sea, podemos solucionarlo juntos...—Me quedo embobada mirando su cara. Sus ojos, de ese azul tan intenso, su nariz perfecta, su boca carnosa y apetecible, es tan hermoso, y le quiero tanto que por un momento dudo. Pero es solo eso, un instante de debilidad que deshecho con un aleteo de pestañas.
Daniel, necesito tiempo…
Está bien, no insistiré más. Pero quiero que sepas, que pase lo que pase, te quiero, y cuando decidas volver, estaré aquí esperándote. No lo olvides...—Asiento y él, roza sus labios con los míos y me regala un beso tierno y delicado. Después simplemente se pone en pie y se va con el resto de compañeros.
Después de ésto, decido que no puedo quedarme aquí ni un minuto más rodeada de toda esta gente con la que he trabajado codo con codo durante cinco años. Pensé que tendría el valor de despedirme de ellos, pero una vez más, mi valor brilla por su ausencia. Voy a echarles de menos, a unos más que a otros, al fin y al cabo, he pasado con ellos más tiempo en la oficina que en mi casa. Podría decirse que son un poco como esa familia que nunca tuve y, a la que ahora voy a dejar atrás por voluntad propia. Me doy cuenta de lo sola que voy a estar en San Francisco, y soy consciente de lo duros que serán estos tres meses para mi. Solo espero que merezca la pena lo que estoy haciendo y que con ello consiga lo que realmente quiero. Ser feliz de una maldita vez. Cojo mis cosas y me acerco a mi amiga sigue en la barra muy pegadita a su amigo con derecho a roce. En cuanto me ve acercarme y, antes de que yo diga nada, me dice que no con la cabeza mientras Paul nos mira a una y a otra extrañado.
Todavía no puedes irte Olivia, es muy temprano—me dice mirando su reloj.
Lo siento Rebeca, tengo muchas cosas que preparar y muy poco tiempo… ¿Por qué no te pasas el domingo por casa y nos tomamos un café? Así podré darte una copia de las llaves para que me riegues las plantas, ya sabes…
Vale, si. Me parece perfecto. Entonces nos vemos el domingo para despedirnos y eso…—Asiento y le doy un beso. Aprovecho que Paul está allí para despedirme de él. Le doy un abrazo y le pido como favor, que cuide mucho a mi amiga o, tendrá que vérselas conmigo.
Después me acerco al grupo que está jugando al billar para despedirme de ellos también y, me sorprende no ver a Daniel por ningún lado. Bueno, tendré que irme sin decirle adiós, aunque pensándolo bien, así es mejor. Por lo menos para mi. Salgo a la calle y me paro para ponerme la chaqueta, solo estamos en octubre y ya hace un frío que pela. Se abre la puerta y me hago a un lado, pero quién quiera que sea, en lugar de salir, se pega a mi espalda.
¿Te ibas sin despedirte?—Inspiro, su olor y su cercanía, hacen palpitar mi corazón. Me giro para quedar cara a cara.
Me acerqué al grupo y no estabas…
¿Puedo acompañarte a casa?
Te lo agradezco, pero prefiero irme sola.
Está bien, como quieras—contesta frío—. Estaremos en contacto—asiento—. Cuidate mucho ¿vale?
Tu también...—Me separo de él y me alejo. Solo cuando estoy lo suficientemente lejos, me atrevo a volver la vista atrás, y ahí sigue, en la puerta, con las manos en los bolsillos viendo como desaparezco de su vida. De momento…














4 comentarios:

  1. Ay por favor que tensión. Tienes que escribir más rápido, jajaja. Me estás volviendo loca.
    Un besillo.

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    1. jajajjaja María, créeme que lo intento, y parece que nunca lo consigo!! Ya queda poco, paciencia!!
      Gracias besin :))

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  2. Jajaja Virginia nos tienes impacientes a todas. Es un sin vivir. Gracias por estos ratos.Un abrazo

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    1. jjajaja Gracias a vosotras por pasaron en cada capítulo y por vuestras ganas de querer saber siempre más!!
      Besin :)

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